viernes, 27 de diciembre de 2019

Otra tragedia por ahogamiento en una piscina de Mijas

   En esta ocasión han fallecido 3 miembros de una misma familia en una de las piscinas del Club la Costa de Mijas (pulsa aquí). Desde el primer momento se barajó la hipótesis de que uno de los menores quedará retenido bajo el agua por el efecto succión del sistema de desagüe del fondo del vaso, algo que es inusual, pero ocurre. En el intento de salvar a la menor, padre y hermano de la víctima mueren ahogados, probablemente por no saber nadar (que no es lo mismo que rescatar). La hipótesis quedó descartada por cuanto la autopsia no reveló señales de succión en alguna parte del cuerpo o extremidad de la menor. Cuando se produce este fenómeno de succión es muy difícil despegar a la víctima debido a la fuerza de aspiración creada por el vacío generado durante la recirculación del agua de la piscina. Ocasionalmente, el atrapamiento puede ser mecánico y no por succión, debido al enredamiento del pelo en las rejillas o bien de algún elemento ornamental (lazos, coleteros, cordón, bisutería). Por eso es muy importante que todas las piscinas tengan un botón antipánico, bien señalizado, para interrumpir el funcionamiento de la bomba de impulsión de la depuradora (también hay sistemas warner de detección de vacío y parada automática). No es un requisito legal tener este interruptor, y por eso es inusual que las piscinas lo tengan. Nos queda la esperanza de que los titulares de piscinas no se limiten al mínimo legal y amplíen las previsiones de seguridad en sus instalaciones, por el bien de todos los usuarios.


Analizaremos dos aspectos de la piscina, a partir de la noticia cubierta por los medios de comunicación, cuyos periodistas me han parecido poco cuidadosos y sensibles con la investigación de los hechos. Por un lado, la obligación de disponer de socorrista fue descartada por el responsable de la urbanización aludiendo a que la superficie de lámina de agua es inferior 200 m2 (leer aquí). Pues bien, aquí podría existir una interpretación errónea de la normativa por cuanto la obligación de disponer de socorrista se calcula a partir de la suma de todas las superficies de lámina de agua que tenga la urbanización, incluidos los vasos infantiles (art.17.10 Decreto 485/2019). Y el club la costa es un conjunto residencial que dispone de múltiples vasos repartidos en distintas fases. En consecuencia, si los responsables del Club tienen una única licencia para toda la urbanización significa que estaban obligados a tener socorrista en los vasos donde murieron ahogados las tres personas. Si no es así, debieron disponer de tantas licencias municipales como vasos. Y esto no es lo habitual, por el coste que ello supone. Dudo que las autoridades competentes hayan investigado este particular.


Un segundo punto controvertido es que la víctima cae al vaso tras sufrir un resbalón, y algún medio se apresuró a decir, que el resbalón fue fortuito (consulta aquí). Vamos a ver, la piscina está obligada a tener suelos con adecuada resistencia al deslizamiento en ambientes acuáticos y para pie descalzo. Esto habría que comprobarlo. Por las fotos parece que se trata de materiales anticuados que han podido perder sus propiedades antideslizantes, si es que las tuvo adecuadamente en su origen.  Entonces, la pregunta que nos podemos hacer es porqué algún medio, no todos, dice que el resbalón ha sido fruto del azar. Sutilmente se culpabiliza a la víctima de una distracción, descuido o mala posición. Y es que ¿alguien ha realizado un ensayo de resistencia al deslizamiento durante la investigación? Sinceramente, no lo creo. Si la víctima resbaló debido a deficiencias en las condiciones de seguridad de los suelos de la piscina (factor contribuyente aunque no sea la causa primaria del ahogamiento), pues es una esperanza para poder reclamar una indemnización, que se le abre a una familia destrozada por este luctuoso suceso. La víctima no tenía porqué resbalarse por un mal funcionamiento del servicio.


P.D.: Aparecen versiones contradictorias en cuanto al reconocimiento médico de la menor y los resultados de la investigación del sistema de circulación del agua. Para arrojar algo de luz sobre esta difícil tarea, diremos que debe comprobarse que el desagüe tenga una cubierta antiatrapamiento según norma UNE 13451 (no es válida cualquier rejilla), como primera barrera defensiva. Pero esto es insuficiente. Además, la prueba pericial debió incluir la medición de dos parámetros críticos: presión negativa (vacío) y que la velocidad de flujo sea inferior a 0.5 m/s. Otro aspecto clave que propicia fenómenos de succión es un diseño hidráulico inadecuado, sin suficientes puntos de impulsión, que la bomba esté incorrectamente dimensionada (trabajando forzada a velocidades criticas >50 m3/h*m2) y que la longitud de las tuberías sean demasiado largas y con secciones pequeñas. Los atrapamientos (en sus 5 modalidades) están bien documentados en la literatura científica y en España se cobran anualmente la vida de 4 personas, principalmente menores de entre 2 y 16 años, quedando pegados a cualquiera de los drenajes de la piscina, sea un limpiafondos, un sumidero o sentarse sobre la tapa de un skimmer.

Algunos medios, no quieren una mala propaganda de las instalaciones de sus municipios. Insistimos en que cubrir noticias de este tipo, debe hacerse con más rigor. Nuestro pesar por las víctimas y familiares, y desear que este año nuevo 2020, vayamos a mejor. 

miércoles, 31 de julio de 2019

Denuncias disimuladas en Salud Pública (y II)

   Continuamos con una entrada anterior, donde sacábamos a relucir los equilibrios ocultos que mueven la relación Políticos-Administración, poniendo algo de pimienta en este post con un conjunto de casos del pasado, para que el lector se haga una idea de la tramoya que funciona detrás del gran teatro de lo público.

Tenemos gobernantes que siguen con la boina acicalada.

1. Piscina con múltiples fugas de agua. Y os preguntareis lo que tiene de particular algo tan habitual (defectos en la construcción) en este tipo de instalaciones. Pues que la piscina formaba parte de un proyecto residencial de lujo y el promotor quería su Licencia rapidita, sin objeciones. No era un defecto irresoluble, pero sabemos que quien compra una vivienda, ya conoce lo que es que le entreguen sus instalaciones con vicios ocultos, y cómo actúa el promotor una vez concedida la Licencia. Sin ir más lejos, en mi propia Urbanización hemos tardado 10 años en que nos indemnicen, tras largos y costosos pleitos. El informe del técnico reflejaba esta infracción (fallos graves de impermeabilidad del vaso y funcionamiento anómalo del circuito de depuración). No eran hilillos de agua ni de plastilina, sino verdaderos caños de agua por tres puntos, que en determinadas condiciones podían propiciar fenómenos de succión (de bañistas) por anomalías en la presión y velocidad de recirculación. El informe sanitario está previsto para el proyecto de construcción, pero en este caso no se entregaba el proyecto al profesional que lo valora, haciendo caso omiso al trámite reglamentado. Y al momento de emitirse el informe desfavorable (el mismo día de conocerse) sobre la base de una visita pero sin disponer de los datos técnicos, automáticamente se iniciaron las presiones de la autoridad sanitaria para resolver en favor del empresario, hostigando al profesional por vía de la Gerencia (con los modales propios de la cabra de la Legión) para que cambiara el sentido de su dictamen, y de lo contrario, pues acudían a otro técnico afecto al régimen quien transformaba -a su libre arbitrio- una infracción en una incidencia sin repercusión sanitaria, pese a tratarse de una exigencia reglamentada. Este empresario tuvo suerte, otros tuvieron que hacer cola.  

2. Aguas de consumo de un Hotel sin tratamiento desinfectante. La legislación sanitaria española obliga a desinfectar las aguas de consumo humano mediante la instalación de sistemas de cloración. Es sabido que el consumidor suele ser refractario al sabor del agua a cloro, hasta el punto de que las aguas sin ese sabor suele servir como reclamo de calidad, aunque a costa de las garantías sanitarias. Con motivo del trámite de licencia municipal de apertura de un Hotel rural, se nos participó la emisión de un informe sanitario, donde exigimos la dotación de un clorador para asegurar un abastecimiento sanitariamente seguro de las aguas suministradas en los diferentes servicios del hotel (cocinas, fuentes, agua caliente sanitaria...). Sorpresivamente, la propia autoridad sanitaria se interesó personalmente en conocer las razones por las que se exigía clorar las aguas de una captación localizada en plena sierra montañosa. Se explicó por activa y pasiva que las normas sobre legionelosis, aguas de consumo y alojamientos turísticos recogen explícitamente la obligatoriedad de clorar el agua. No había debate, pues ni siquiera era un nuevo requisito fruto de un cambio normativo. En lugar de que la autoridad sanitaria hiciera labores pedagógicas ante la dirección hotelera sobre la necesidad de desinfectar sus aguas, respaldando al funcionario, su papel era tibio cuando no desleal. ¿Qué narices hace un Delegado de Salud interesándose por un clorador de un Hotel?....lo que la verdad esconde.

3. Vertido de purines a un arroyo en zona agraria. La competencia en materia de dominio público hidráulico reside en el Organismo de Cuenca, dependiente de los Departamentos de Medio Ambiente, que tienen la competencia sobre el medio natural. Por su parte, las Departamentos de Salud no tienen la competencia sobre la gestión, vigilancia y control de las aguas superficiales y subterráneas. En su lugar, desde Sanidad se vigilan los abastecimientos de agua para consumo humano de la población. No interviene para litigios entre particulares. Sólo en el caso de estar comprometida la salud de la población debido a la contaminación de una captación o sondeo practicado en un arroyo, Sanidad tiene capacidad para intervenir por infracciones en materia de salud pública. No era el caso, porque estábamos en zona agrícola, no había sondeos en el arroyo y tampoco núcleos de población cercanos al foco contaminante, que pudieran verse afectados por los posibles efectos desencadenados por el vertido (ej. malos olores o proliferación de vectores nocivos). Es uno de los casos en los que, pese a existir un vertido ilegal, en lugar de participar al Organismo de Cuenca que es lo lógico y normal, se busca utilizar la salud pública como coartada, o bien como estrategia judicial por un litigio entre particulares. Los responsables de Salud no derivaron al denunciante al Organismo de Cuenca, sino que quisieron darle cobertura a sabiendas de que no había materia, aventurando a los funcionarios de su propio departamento. 

4. Intoxicación por percloroetileno en el ámbito laboral. Se trataba de una empresa textil donde un pequeño grupo de trabajadoras tuvieron problemas de salud por exposición a un químico empleado para el tratamiento de los tejidos. Todo un culebrón con tintes de guerra política. El propietario o accionista mayoritario de la empresa era el alcalde del pueblo. Y vieron la oportunidad para inmiscuirse (pringando a los demás, claro) en las competencias de salud ocupacional (dependientes de Trabajo e Industria, no de Sanidad), con tal de caldear el ambiente laboral (era una de las empresas con más empleados de un pueblo con 6.000 hab). Lo sacaron en prensa, con tal de sacar rédito político.

    Estimados lectores, así funciona la política entre bambalinas, sin pudor alguno con los funcionarios ni un mínimo de respeto a los servicios públicos. Al principio te sorprende de que cualquier trámite (sea de un particular, empresa, asociación...) tenga tanto de trasfondo político. Luego te acostumbras a ver que es lo habitual. Cuando aprendes la lección y a saber defenderte un poco, te apartan del trámite y vuelven a elegir a un novato o a alguien con aspiraciones (a plaza fija, destino goloso, carguito) y de los suyos. Al final acabas asqueado, y siempre cuidando que no te salpique. Aunque esto es bien difícil, sabiendo que los funcionarios son utilizados como escuderos de los de más arriba. 

viernes, 28 de junio de 2019

Cuerpo A4: OPEs, traslados, competencias y otras confidencias

Vamos a dedicar esta entrada a nuestros colegas funcionarios del Cuerpo Superior Facultativo de Instituciones Sanitarias, especialidades Farmacia y Veterinaria. He mantenido relación con ellos durante 10 años como mando intermedio, y conozco en primera persona sus orígenes y evolución.
   A raíz de las OPEs en ciernes, el amplio colectivo de interinos A4 está con los jugos biliares en plena efervescencia ante la preocupación de no obtener plaza en propiedad, después de más de 15 años de antigüedad. La única OPE que se convocó fue en 2001, y desde entonces la Administración se ha recreado de parsimonia. Sabemos que mantener a interinos durante más de tres años sin convocar OPE (ni traslados) es una práctica en fraude de Ley reconocida por los Tribunales de Justicia. Pero, intentaremos adentrarnos un poco más para conocer datos más controvertidos. 
   De partida, diremos que este Cuerpo procede de los antiguos Cuerpos Nacionales de Sanitarios Locales de la etapa predemocrática. Su personal se transfirió a las Comunidades Autónomas, manteniéndoles intactos en sus funciones esenciales, aunque cambiando de nombre. En cambio, algunas Comunidades (Ej. País Vasco) aprovecharon para crear un Cuerpo Superior de Técnicos de Salud Pública acorde a nuestros tiempos, liberalizando las profesiones competentes en lugar de limitarlas a las dos inicialmente aludidas. Sin embargo, con esa transferencia a las CC.AA. se inician algunas de las irregularidades que luego han perjudicado a diferentes actores. Por una parte, en el caso de Farmacéuticos no había bolsa de trabajo para contratar a temporales, y en su defecto se realizaban a discreción por las Gerencias de Atención Primaria y a propuesta del propio Farmacéutico Titular. Esa situación se mantuvo al menos 10 años. Para colmo, cuando la Junta de Andalucía decidió la incompatibilidad entre la titularidad de una Farmacia con las labores de funcionario, de buenas a primeras se sacan de la chistera un lista de aspirantes -sin procedimiento reglado- que sirvió para abastecer el actual Cuerpo A4. Estos son la mayoría de interinos que siguen en ejercicio. Obviamente, la parte de como accedieron a estas interinidades a través del famoso listado, nadie la cuenta. Una pseudo-bolsa de trabajo que no se crea por trámites legales y que ni siquiera era pública. Taparos la nariz para imaginarse lo demás. Y dónde estaban los Sindicatos? Eso mismo me pregunto.

Algunos crean necesidades por intereses inconfesables

   Un segundo punto a destacar a raíz de reproches a cuenta de las competencias de una y otra especialidad, tiene que ver con las funciones efectivamente desempeñadas (no la teoría, sino la real) por dichos funcionarios y su conexión con la dotación de las plantillas de personal. Diremos que las funciones de ambas titulaciones (que no del Cuerpo) se enuncian en la Ley 44/2003, de ordenación de las profesiones sanitarias. Habría que aclarar si el Cuerpo A4 es sanitario o no lo es, a tenor de sus cometidos. Pues para empezar no es una categoría estatutaria. En segundo lugar, tener titulación sanitaria no significa que tus actividades lo sean. Un tercer punto es la exclusividad de las funciones, pues una cosa es la facultad de cada profesión para ejercer conforme a su regulación, y otra bien distinta es que posean la exclusiva de esas funciones. Salvo los mataderos y los medicamentos, lo demás -que es mucho- no pertenece a estas titulaciones. Es más, existen otras titulaciones universitarias como tecnólogos de alimentos o biólogos mejor capacitados (según carga ECTS), para el ejercicio en determinados ámbitos (Ej. seguridad alimentaria o aguas de baño). 
   Para entender mejor este asunto, diremos que los ámbitos de actuación del Cuerpo A4 incluyen: aguas de consumo humano, piscinas, legionelosis, biocidas (ej. control de plagas), zonas de baño, seguridad química y seguridad alimentaria (animal y vegetal). Para saber más, pincha aquí. Básicamente, el trabajo se centra en actividades de comprobación normativa (vigilancia) con diferentes instrumentos (inspección, supervisión, auditoría, registros), lo que ya de por sí genera dudas sobre si tales actividades se consideran una prestación sanitaria propiamente dicha. Al cabo, es una labor inspectora, por cierto, no reglamentada. Es decir, los funcionarios A4 no tienen nombramiento de inspectores (sólo tienen habilitación), y carecen de un reglamento de inspección, como el que tiene la inspección de Hacienda o del Trabajo. Pues bien, cualquiera puede entender que tales sectores de intervención no son una exclusiva de farmacéuticos y veterinarios. El rifirrafe surge cuando se quiere ampliar la plantilla de personal, y cada cual reivindica que sean de los suyos. Y este es el trasfondo de las recientes disputas entre unos y otros. Unos temen quedarse sin plaza en la OPE, porque los veterinarios las reivindican para trabajar ellos también, por ej, en el control de piscinas (para luego dejarlas de lado, empleando los Acuerdo de Gestión, donde el diablo aparece en los detalles), cuando es una labor que desempeñan tradicionalmente los farmacéuticos (la tradición es algo del siglo pasado, y las nuevas titulaciones, pa' cuando?).
Los veterinarios alegan que son competentes porque cualquiera puede adquirir competencias formativas por diferentes vías que los capaciten profesionalmente (en la práctica hay mucho copia-y-pega, y mucho boca-a-oído), para suplir las carencias de créditos universitarios de su titulación. Este no es un argumento sólido, más bien es falaz, pues tratan de aprovechar las áreas de trabajo donde no hay reserva legal de actividad, para reclamar plazas que cualquier titulado puede ocupar, importando bien poco su capacitación. Un ejemplo, es el campo de la seguridad química, donde a nadie se le ocurre pensar que está mejor preparado un veterinario que un químico, aunque sea una materia sin reserva de Ley. Para más inri, en la actualidad existe una bolsa de trabajo para funciones de seguridad química, a la que no pueden acceder los químicos, pero sí los veterinarios. Otra de seguridad alimentaria, a la que no pueden acceder tecnólogos de los alimentos o biólogos (en especial para el ámbito vegetal). Todo un despropósito. ¿Y porqué no se ha creado una especialidad para titulados químicos que desempeñen esas funciones? Por la sencilla razón de que mientras el Cuerpo A4 no cambie de regulación, se siguen inflando la Administración con esas dos titulaciones. No importa quien está mejor formado. En este punto no se habla de formación reglada, en su lugar es suficiente con algún curso que la propia Administración organiza e imparte, para justificar que un veterinario está preparado en seguridad química o en lo que sea. Obviamente este curso no capacita, sólo es un arma burocrática usada como pretexto para justificar al aumento/descenso de plazas en una u otra especialidad. Entonces, cabe preguntarse por la razón de la Administración andaluza para no abrir el Cuerpo A4 a otras titulaciones competentes. Por la sencilla razón de que quienes toman las decisiones a nivel político-administrativo son los mismos. Y estos pájaros no están sujetos a control, ni siquiera por parte de grupos políticos de ideología dispar. A mi juicio, hay que buscar en su relación con los poderes públicos. En esa relación hay muchos intereses inconfesables y sorprende saber la cantidad de funcionarios con filiación política.
   Por otra parte los veterinarios se reivindican como profesión líder en seguridad alimentaria extendida a todos los eslabones de la cadena alimentaria, algo excesivo respecto al marco legal, cuando en ningún caso es posible ni se autoriza por la Ley 44/2003, que sus funciones se extiendan a la industria alimentaria de origen no animal, por no estar prevista en el artículo 6.2.d). Es más, la parte de sanidad ambiental se limita a las zoonosis. Dicho de otro modo, la plantilla de personal del Cuerpo A4 fue dotada por razón de las competencias de titulaciones predeterminadas, y no en razón de funciones intercambiables. Cuestión aparte es que el acceso al Cuerpo no estuviera condicionado por la titulación. Por tanto, es anómalo acceder a un Cuerpo con competencias diferenciadas para luego no asumir las funciones propias de cada titulación.
   Se retrata muy malamente todo el colectivo cuando dice estar preocupado por la calidad de los servicios, a la vez que no quieren oír hablar de reformas organizativas del Cuerpo A4 permeable a otros titulados. Estoy convencido de que no quieren la libre competencia ni los mejores profesionales, más bien, aspiran a convertirse en clase dominante (pese a reconocer que internamente es un colectivo heterogéneo). Pienso que este modelo organizativo sitúa a nuestros dirigentes públicos en un perfil bajo, de poca calidad democrática y despierta muchos interrogantes sobre la calidad de los servicios públicos. Obviamente, soy partidario de un único Cuerpo de técnicos, con diferentes especialidades, pero siempre multidisciplinar, abierto a múltiples titulaciones universitarias. Sin parcheos. Y que accedan los mejores.
P.D.: Parece que vienen chuzos de punta, y no sólo para el Cuerpo A4. Ya se ensañaron con los técnicos de salud: sus funciones de planificación, ejecución y evaluación de programas de sanidad ambiental se trasvasaron irregularmente a los A4, y éstos en lugar de negarse y defender la necesidad de esa labor, vieron la oportunidad de aumentar sus efectivos a costa de debilitar torpemente la salud pública andaluza. En algunos centros, las funciones de los técnicos de Educación para la Salud fueron trasvasadas (los del partido, a resguardo) en unos casos a Enfermería, y en otros a técnicos de la Fundación Progreso y Salud (que ahora reclaman judicialmente su fijeza en el SAS por la puerta trasera). La forma de proceder de la Consejería de Salud/SAS no ha sido pacífica: primero anulaban a los técnicos afectados, apartándolos de sus funciones a la vez ocultando lo que hacen, "que parezca un accidente" ante los demás trabajadores para hacer creíble la forma de actuar de los Gerentes y sus capataces. Esa ha sido su manera de reestructurar los servicios, con mucho mobbing de por medio. Unos huyeron a sindicatos, unos pocos tuvieron ingresos hospitalarios, otros accedieron a tareas ajenas a su categoría, algunos cambiaron de profesión, y otros al cementerio de elefantes. Para acabar concluyendo: la realidad ha cambiado (ya nos encargamos de que así sea). Las reorganizaciones se pueden hacer bien, desde el respeto y la legalidad, pero parece que les gusta el estilo calabrés. Los ajustes de plantillas y redistribución territorial de efectivos, van a dar quebraderos de cabeza.

viernes, 31 de mayo de 2019

Innovaciones organizativas en los servicios públicos de salud

   Hace poco, leí un texto en prensa donde se incidía en el escaso valor qué se le concede a las innovaciones organizativas frente a las de tipo clínico, en el contexto del sistema sanitario. Visto y leído así, sin matices, pues para qué negarlo, tiene su razón de ser. Sin embargo, cuando se vinculan los cambios organizativos a unas necesidades sombrías, poco participativas, sin transparencia y sesgadas, pues el asunto va tomando otro cariz. La innovación se maquilla con un eslogan resultón, mucha propaganda y cómo no, ocultando los intereses de parte. 
   Cuando el objetivo de fondo es suprimir categorías laborales, la drástica medida se reviste de una buena narrativa lírica para enmascarar lo que verdaderamente es, un soneto con mala rima, o sea, arbitrariedad de tomo y lomo. Las palabras cuentan aquí para desviar la atención, confundiendo lo urgente con lo importante, que no es más que conocer los estudios técnicos justificativos previos, cuál es o ha sido la participación real (lo digo así, porque suelen elegir a un cabecilla en lugar de un líder/esa de consenso) de los colectivos profesionales afectados ante los cambios, las nuevas necesidades parece que emergen de la nada y los grupos de trabajo brillan por su ausencia, cuando no, están agazapados para no señalarse ante medidas de atropello profesional (de la que seguro pillan su tajada). Con esto quiero decir que en la Función Pública existen unos requisitos y procedimientos cuando se acometen reformas organizativas (negociación colectiva, diagnóstico riguroso de necesidades, consultas y participación de colegios profesionales, sociedades científicas...). Y, por supuesto, hay que rendir cuentas y asumir que pertenecemos a la Administración Pública, sujetos a las reglas de lo Administrativo (no sólo, no siempre).

Hay innovaciones organizativas que evocan al siniestro Dr.Fumanchu (gran Boris Karloff!)

   Es absolutamente inescrutable de quien parte la propuesta organizativa ¿Si algo es tan evidente y necesario, porqué juegan a la emboscada y son tan poco participativos?. Llamemos a las cosas por su nombre, y si lo que quieren es reducir plantillas, por favor, no "meneéis a la marrana". No creáis que es una medida de ahorro, pues otros capitalizarán esa parte del presupuesto, reutilizando esa partida para otros colectivos profesionales tradicionales. Lamentablemente, a veces esto funciona como un mercado persa: si te tienen que intercambiar por una cabra, son capaces de hacerlo. En fin, una gestión del cambio asombrosa cuando no inexistente. 
   Es habitual escuchar de nuestros responsables públicos frases facilonas del tipo: "los tiempos han cambiado" (para los demás) "ese trabajo para qué sirve" (se les ha olvidado de repente) "tengo otras necesidades" (un gerente organizando por su cuenta los servicios públicos, convertido en el pantocrator de la Sanidad) "es que no quieres progresar" (frente a tu voluntad, deciden en qué consiste el progreso y el cómo), "tienes un problema de resistencia al cambio" (sobre todo si son cambios leoninos), "la gerencia se organiza como le venga en gana" (transformando los servicios públicos en una especie de zoco, sin sujetarse a la normas de la Función Pública).  Un trato profesional muy tabernero en privado, con explicaciones fálicas, aunque cuidándose mucho de no manifestarse así en los foros profesionales, no vaya a ser que ofrezcan una imagen de poco lustre. En definitiva, los de arriba dan pocos o nulos argumentos de lo que pretenden innovar, menos aún de motivar sus decisiones, y viven sumergidos en su particular día de la marmota, aunque sin cambiarse a si mismos. Sus rasgos emocionales les impiden ver lo que pasa a su alrededor, pasando cualquier situación por su filtro personal. Ellos no arriesgan, lo hacen los otros. Para qué van a rendir cuentas ante los empleados públicos, eso no está en su agenda. 
   El diseño y funcionamiento de las organizaciones sanitarias no puede ni debe ser opaco. Y es que esas presuntas innovaciones -muchas de ellas- son sustentadas y promovidas en exclusiva por funcionarios bien posicionados en las esferas del poder político y gubernamental, dirigidas a favorecer al colectivo profesional al que pertenece quien lo promueve.
   No se trata de resistencia al cambio (interpretable y modificable), hay oposición al cambio por las vías sin consenso, pues no olvidemos que las injusticias existen, los intereses de parte ni te cuento, las incongruencias existen y la incompetencia también. Negociar (ej. en mesa sectorial) no consiste en que uno gana y el otro pierde. Eso sería el negocio de uno, pero no un win-win (todos ganan y todos ceden). Las reformas deben hacerse con rigor, siendo inadmisible que vayan de tapadillo para despojarse de quienes les resultan incómodos ante sus extravagantes pretensiones. Esto va más allá de defender el esfuerzo invertido en una carrera profesional, humana y económicamente, un sacrificio que no sale gratis, y que ha servido para dignificar un sector profesional y alcanzar cotas de excelencia en trabajos de enorme responsabilidad, muchos de ellos investigaciones de proyección internacional. Nuestros compañeros y colegas de la sanidad ambiental andaluza, lo entenderán perfectamente. Seguramente los profesionales de otros sectores puedan verse reflejados. 
   Algún desconocido  ha propuesto suprimir una única categoría laboral de especialistas en sanidad ambiental con una trayectoria de más de 30 años de ejercicio profesional. Sorprendentemente, al mismo tiempo convocan una oferta pública de empleo celebrada el pasado 30 de marzo (en cuyo tribunal no hay ningún técnico de sanidad ambiental, siendo la excepción al criterio general: qué raro huele eso), que demostraría por si misma que esa categoría es necesaria en su regulación actual, pues de lo contrario, para qué convocas plazas que "supuestamente" no necesitas. Por si fuera poco, de propina se les sustraerá el derecho a la movilidad profesional, y les improvisarán tareas rutinarias durante la marcha, para no desocuparlos. El resto de categorías no se tocan, por ellos no pasa el tiempo ni las necesidades ni las reestructuraciones, manteniendo corporativismos añejos y a todos sus afines. En fin, innovación organizativa gourmet, ¿verdad? Una "reforma histórica", reducida a quitar de en medio a unos pocos. Como dirían Los Quemasangre: ¡Te-quie-i-ya! (te quieres ir ya, para los profanos en el dialecto). Alguien me susurra al oído animándome a que les diga, parafraseando a Fernán Gómez, váyanse a la mierda.  Ya nadie se acuerda de quienes y cómo se encauzaron los servicios de salud ambiental a tenor del funcionamiento anómalo de los antiguos farmacéuticos titulares (ponían a sus hijos y allegados como funcionarios sustitutos sin mediar bolsa oficial de trabajo, los de las delegaciones provinciales no salían del despacho y los directivos no querían comerse todos los vicios heredados: trámites a la carta de licencias municipales, análisis público-privados de aguas, capacitación anticuada, muestreos "teledirigidos", intereses cruzados con la botica, etc). El largo camino que hemos recorrido desde finales de los 80, no debería ser en balde, no hemos consolidado unos servicios públicos para liquidarlos sin escrúpulos, puesto que han servido para poner en valor lo que hacemos y en lo que creemos. 

   Acabo con unos versos que ejemplifican algunas de estas situaciones de la Administración sanitaria:

Ni contigo ni sin tí,
Tienen mis males remedio
Contigo porque, me matas
Sin tí porque, me muero

viernes, 26 de abril de 2019

El Milenarismo ha llegado... y además el Decreto de Plantillas del SAS

   Recuerdo el colocón que tenía Fernando Arrabal en aquel mítico programa de televisión, donde los invitados mantenían el tipo poniendo cara de poker, mientras Fernando (que no Dragó, allí presente) le daba besitos a cada uno de ellos y repetía el título de esta entrada "El Milenarismo ha llegaaaadoooo". El caso es que el afamado escritor formaba parte del grupo pánico, y eso mismo es lo que uno siente con el nuevo Decreto de Plantillas que se baraja desde hace tiempo en el Servicio Andaluz de Salud. Y, buen colocón, es el que tienen algunos a la hora de reconocer y reestructurar a los profesionales de la salud pública.

   Es difícil comprender el papel impasible de la Sociedad Española de Sanidad Ambiental (SESA) ante la supresión (proyectada por el anterior Gobierno andaluz) para la categoría profesional de técnicos de sanidad ambiental en Andalucía, recolocados en una nueva categoría de titulados en salud pública. Categoría laboral de nuevo cuño con nomenclatura extraña, tintes burocráticos y funciones ideadas para la gestión administrativa, distantes de lo que son prestaciones sanitarias reconocibles socialmente. Visto así, es como si la SESA estuviera dispuesta a perder su identidad, transformándose en una sucursal de la SESPAS. Esperamos que, al menos, publiquen alguna nota de prensa o manifiesto de rechazo, aunque solo sea por no permanecer indiferentes y tener algo de amor propio.

Las organizaciones profesionales no deben encogerse de hombros

   Los técnicos de sanidad ambiental, durante sus más de 30 años de existencia, intervenían en la investigación ambiental, actuaciones ante brotes epidémicos (de transmisión hídrica, intoxicaciones químicas, legionelosis, plagas de insectos y otros vectores nocivos), en regularizar informes sanitarios para el titular del órgano administrativo, orientar a la autoridad sanitaria en la toma de decisiones, en aportar conocimiento experto, ultimar expedientes, informar a las administraciones locales, en prestar asesoramiento-técnico, proponer medidas preventivas y correctoras.... Pues ahora, como por arte de birlibirloque desaparece la necesidad de que sean estos profesionales quienes desempeñen las funciones descritas, y de golpe, esas actividades pretenden trasvasarlas a otro Cuerpo de funcionarios (intacto desde la etapa predemocrática), que las acaparan muy malamente (Rosalía, dixit), excluyendo a los titulados competentes que venían desempeñándolas. Da igual que hayas superado unas oposiciones para el ejercicio de unas atribuciones, para las que ya estábamos legitimados y reconocidos sociolaboralmente.

   Todo orquestado desde las estructuras del gobierno socialista, quienes no se atrevieron a modernizar la organización de la Salud Pública (a ver si el tea party desmonta el invento, o por contra, se trata de otro inevitable pacto de silencio sepulcral como en la Transición, o como el reciente caso Máster... para qué irnos tan lejos con las casualidades). Y además, sin tener en cuenta la opinión y participación de los propios afectados, aunque haya que admitir que tenemos compañeros con una capacidad de indignación muy baja. Obviamente, algunos falsos sindicalistas y diferentes colectivos con plantillas mermadas ven aquí una oportunidad de pillar tajo. ¿No queríais progresismo? y dos huevos duros. Por eso, cuando sale el tema del partido al que has votado, siempre dicen que soy del partido de levantarse a las siete de la mañana para ir a trabajar. Parece mentira que haya que aclarar que la gente no se queda ociosa en su casa el día de las votaciones (algunos políticos y medios acusan impúdicamente de eso), sino que ejercen sus derechos de la mejor manera que les dejan: los abstencionistas meditan su decisión y son conscientes de que no tienen porqué ser cómplices de un sistema político convertido en un concurso de lanzamiento de basura. Votar no consiste en soñar, entregando gratis una papeleta sobre la que el votante pierde su control una vez ha sido depositada en una urna. A ver si se enteran de que tan democrático es votar como saber "no votar".

Pucherazos electorales a la orden del día

   Y ante esto, ¿Qué hacen los representantes de los trabajadores? Los dirigentes de las Administraciones y lideres sindicales te sueltan una de sus frases de manual: "Si no estas de acuerdo, denuncia" (Como dirían en Málaga, estos son unos vaciletas). Y los afectados pensamos en nuestro fuero interno: Cómo podéis pretender que a costa del bolsillo del trabajador, se arreglen los enredos sindicales y la arbitrariedad de la Administración. La transparencia y participación pública que conciben nuestros dirigentes es la de derivar a los empleados incómodos hacia los Tribunales de Justicia. Esperar 4 años a que se resuelva judicialmente, y si lo ganas, que tengan a bien ejecutar la sentencia. Cuantos hay con la sentencia ganada en la mano, sin que nada cambie. Y cuantos hay, que habiéndose ejecutado la sentencia, luego les quitan todos los medios y recursos para anular al trabajador. En fin, calidad democrática de la güena.

Temida colleja judicial tras un largo litigio


miércoles, 27 de marzo de 2019

Deontología de baratillo en los medios de comunicación

   Lo que propongo comentar con la presente entrada va de mensajes subliminales en los medios de comunicación dentro del sector de las profesiones emergentes, y especialmente en la órbita de los Biólogos. Si bien, en el mismo paquete caben profesiones de las ciencias experimentales: Químicos, Biotecnólogos, Físicos, Bioquímicos, etc. 

   Es un tema que viene de antiguo, lo nuevo sería que aún siguen con la misma cancioncilla. Me refiero a la omisión deliberada de la denominación de determinadas profesiones en los medios de comunicación (demasiados medios bailan la yenka al compás, y esa sincronización mosquea mucho), y de la publicidad con cornetas y tambores que se hace de otras. Además afinando al detalle. Me pregunto donde quedaron los códigos deontológicos de las profesiones. Lo expondré con varios ejemplos:

Grandiosa Judy Garland en el Mago de Oz, nos enseña a ir al compás

1.- Cuando trasciende algún hallazgo sobresaliente de una investigación, los protagonistas dejan de llamarse biólogos para nominarlos como científicos. En cambio, si los responsables del éxito son médicos, no se les llama científicos, si no por su profesión. Y al revés lo mismo, si se trata de un fraude de un investigador de la Biología, lo difunden con orquesta de trombones, pero si es un médico, codificamos el nombre de la profesión con títulos alternativos (profesor en la Universidad, Investigador, Bio-loquesea...). Para ilustrarlo en positivo, un caso del pasado 7 de febrero, con este párrafo publicado en un diario andaluz:
«Nombres como Ortiz de Lejarazu, el Príncipe de Asturias Ginés Morata, el urólogo Jesús Castiñeiras, el físico Emilio Gómez González o los doctores Moreno Pentinel, Juan Manuel Pascual, Miguel Ángel Arráez, César Ramírez, Ana Lluch o María Blasco conforman sin duda un plantel de conferencias muy importante y de una gran potencialidad».
Como podrán observar, cuando entre los presentes hay biólog@s y con la excusa del doctorado académico, se les denomina como doctores (dando la impresión que son médicos), a Ginés Morata se le omite que es Biólogo, y a Ortiz de Lejarazu no se le califica de Microbiólogo que sería el mismo criterio identificativo que el utilizado con el Urólogo. Incluso si no llega a ser por la coma en la frase, parece que el Príncipe de Asturias es él y no el Biólogo-Genetista Ginés Morata. Y qué decir de la Bióloga molecular María Blasco, una verdadera referente, y no el uso anodino del término que se insufla erróneamente en los ambientes laborales. Si leemos al completo el texto de la noticia, se vuelve a repetir el modus operandi, se explicitan las profesiones de los doctores Médicos, aclarándonos que uno es Neurocirujano, otra de Medicina estética,  pero no las de los doctores Biólogos. Pienso que esa forma de redactar noticias es retorcida, cuando no patética, parece que importa poco el contenido y se presta más atención a omitir la profesión de Biólogo.  En fin, que la sensación que se lleva el relajado lector es que los Médicos quedan bien retratados, y los Biólogos ni están ni se les espera. Por cierto, el Físico ha tenido suerte que se le identifique por su profesión (aunque estos siempre han sido raros y no molestan, según me confesó un buen amigo que también sufrió la apisonadora médica en el Hospital). 

2.- Para no dar publicidad "gratuita" a los Biólogos, con frecuencia y según interese, se sustituye por otras del pasado, como "Naturalista" (que no, Naturista) o bien por las de algún campo singularmente especializado que extrañe al público y no lo reconozca (ej. Fisiólogo, Micólogo, Algólogo, Inmunólogo...). Es una forma de restar proyección y visibilidad social a unos profesionales, los Biólogos, que se han formando en las Facultades de Biología de las Universidades Españolas desde hace más de 50 años. Quiero decir, que no son unos que acaban de aterrizar, desconocidos para los poderes públicos.

3.- Cuando se está legislando y reconociendo profesionalmente a los Biólogos en campos laborales donde son mayoría (en Genética, Reproducción Asistida, Embriología...), casualmente afloran noticias donde se ejemplifican a biólogos que han estado implicados en casos polémicos, cuando no fraudes científicos y teorías de rechazo social. Obviamente no se ejemplifica con la mala praxis médica ni con personajes siniestros que nos ha dado la historia de la Medicina (ej. aquél que buscaba el gen rojo, eso si que era Genética de tocomocho). Aún hay a quien le cuesta aceptar que, profesionales malos y buenos los hay en todas las profesiones, no se circunscribe a un campo concreto. Ni hay campos laborales donde todos son genios y figuras, algo tan evidente sobre lo que hay que insistir.

4.- Si el mercado laboral evoluciona hacia lo transdisciplinar (Ej. Genómica, Biotecnología), donde las fronteras entre disciplinas académicas se difuminan, se apresuran a cambiar las reglas de juego e imponen clasificaciones terminológicas donde hay que cumplir unos requisitos. Por ejemplo, personal sanitario versus no sanitario. La última ocurrencia que he escuchado, viene a decir que cómo es posible que un Biólogo ejerza profesionalmente como Microbiólogo en el Sistema Sanitario (lo hacemos desde el año 1984, más de 35 años!), si se trata de una titulación no sanitaria. Llegan a cuestionar la Microbiología como una de las ramas de la Biología. Es que no se puede ser más panoli. No queremos descalificar al mensajero, sino observar como se instrumentaliza "lo sanitario" como un privilegio o prerrogativa en favor de unos, ignorando lo epistemológico según convenga. Me recuerda la defensa de la joven abogada Ginsburg (Felicity Jones en la peli "una cuestión de género") quien reivindicaba la protección del derecho a poder cambiar frente a unas leyes inmutables basadas en la tradición y la costumbre a los ojos de unos, que ignorando la realidad, temían cambios sociales radicales. Aquí pasa lo mismo con nuestra Ley de ordenación de profesiones sanitarias, que excluye a las profesiones emergentes y soslaya los campos laborales multidisciplinares, sin previsión de mecanismos legales ágiles que posibiliten el cambio del catálogo de profesiones competentes en la sanidad pública. Viene al caso que, a diferencia de las Facultades de Biología, en las de Medicina no cuentan con asignaturas troncales de Genética (con Bolonia, se habla de su equivalente en créditos), y a lo sumo, tocan temas sueltos en otras asignaturas, pero luego pretenden que sean los médicos quienes posean competencias en exclusiva para el consejo genético. Para ellos no vale la carga inicial de créditos de su plan de estudios.

5.- Desde que los Ministerios de Sanidad/Educación regulasen la titulación de las especialidades sanitarias multidisciplinares (Bioquímica clínica, Inmunología, Microbiología/Parasitología, Análisis clínicos), no se hace con una única denominación para todos los profesionales que han seguido el mismo programa de residencia hospitalaria. En su lugar, se distingue entre la procedencia de los estudios universitarios de origen pese a compartir el mismo programa formativo y los mismos docentes. Peor aún fue la época en la que únicamente se expedían títulos para los médicos, y para los biólogos se emitían certificados. Tiene guasa, ¿verdad? Esto se ha superado sólo parcialmente. Es como una pesadilla que no cesa.

En ocasiones las luchas profesionales provocan pesadillas

   He buscado alguna investigación que ponga negro sobre blanco, aunque sólo recuerdo algún programa en TV, pero no he encontrado nada por escrito. Como quiera que sea, no es muy comprensible que haya miles de estudiantes formándose en las Facultades de Biología, con cargo al erario público, y luego vienen los de la competencia para invisibilizarlos públicamente, con la aquiescencia de los medios de comunicación. Es un tema que sabe a rancio y que apenas ha sido objeto de denuncia e investigaciones serias. En conclusión, no pasan desapercibidos sus intenciones y nos damos cuenta, pero es mas difícil combatirlas. A ver si viene algún Chicote o alguien parecido que ponga orden. Ya empezó por las cocinas de los Hospitales, cuidado si llega a los Directivos. Todo se andará.

martes, 26 de febrero de 2019

No te vayas de resbalón en la piscina

   Vamos a aparcar la función reivindicativa de las últimas entradas (tendremos tiempo de volver sobre nuestros pasos), y regresamos a la faceta investigadora de nuestra actividad profesional, compartiendo con los lectores un artículo que hemos publicado en la revista euroamericana de ciencias del deporte. La investigación se centra en explorar los mecanismos causales y factores de riesgo involucrados en las lesiones provocadas por resbalamientos en piscinas. Los espacios acuáticos de uso colectivo son objeto de intervención en los programas públicos de salud ambiental, por tratarse de lugares no exentos de peligros para la salud individual y colectiva. Las caídas por resbalones son uno de los tipos de sucesos más habituales que pueden ocasionar lesiones traumáticas graves. Como consecuencia, tienen un elevado coste social y serias repercusiones para la salud de las víctimas. Pensamos que es un trabajo que facilita la comprensión del riesgo de resbalarse y ayuda a diseñar intervenciones para reducir la morbimortalidad en instalaciones acuáticas de ocio.

    Se realizó un estudio de tipo descriptivo con naturaleza exploratoria a partir de fuentes judiciales con emplazamiento en la población española para el período 2000-2015. El mecanismo causal más habitual fue la caída al mismo nivel (79,2%) inducida por un resbalón cuando el sujeto caminaba (65,6%) sobre un suelo resbaladizo (35,2%) en presencia de agua (64,8%), siendo el andén que circunda el vaso la localización más citada (19,2%). Los resbalamientos son prevenibles y la aplicación efectiva de normas internacionales (UNE, DIN) sobre superficies resistentes al deslizamiento puede dotar mayores garantías para la protección de la salud de los usuarios.

   Pese a las limitaciones impuestas por las singulares características de la unidad de estudio, basada en casos judiciales y no en fuentes epidemiológicas, queremos destacar el esfuerzo ímprobo que hemos realizado todo el equipo de investigación. Si atendemos a la dimensión temporal del estudio, puede verse que hemos revisado 15 años de pronunciamientos judiciales en esta materia, que nos ofrece una visión muy certera de los mecanismos causales involucrados en este tipo de incidentes. Todo ese arsenal informativo atestigua una elevada litigiosidad, que debería servir para que las autoridades sanitarias y organismos reguladores tomen medidas por la vía de modificaciones legislativas, orientadas a ofrecer mejores garantías en las condiciones de seguridad de las piscinas.
   
   Como dato llamativo y reflejo de la propia idiosincrasia judicial, destacamos como una víctima con la misma lesión que otra tiene diferente resultado indemnizatorio, llegando a ser muy dispar según cambien los fundamentos normativos, siendo los más citados el código civil, la ley de procedimiento administrativo y la de consumidores y usuarios. 

  Estos sucesos lesivos no deberían mostrarse como "anécdotas", banalizando las condiciones de seguridad que deben reunir las piscinas. Viene a colación que el pasado 19 de febrero se produjo una intoxicación masiva por una fuga de cloro que afectó a 19 menores en una piscina municipal de Torremolinos. Y ante la gravedad de los hechos, los medios de comunicación lo califican como anécdota y que todo quedó en un susto. Vamos a ver si es una anécdota o una irresponsabilidad, pues habrá que ver si es un error humano o una falta de procedimientos de seguridad de almacenamiento, manipulación y control de productos químicos, un diseño deficiente de la instalación, nivel de capacitación de los operarios, idoneidad de medios y recursos, etc. Nosotros dedicamos un trabajo de investigación a este asunto y, pronosticamos lo que ahora se confirma. Es justo decir que la piscina viene funcionando sin problemas, pero cuando manejamos productos químicos peligrosos, no podemos permitirnos fallos. A los familiares, les recomendamos que vigilen la evolución de la salud de sus hijas, pues hay investigaciones que han documentado la aparición a largo plazo de efectos crónicos como reacciones asmáticas, hipersensibilidad bronquial o función pulmonar reducida por la exposición al cloro en episodios accidentales del pasado.  

   No queremos desaprovechar la ocasión para reconocer las valiosas contribuciones que Marta Padilla ha aportado a la investigación desde Canadá, hoy flamante Premio Nacional de Ingeniería (para que luego digan que no es cosa de chicas!), reconocimiento que seguro le hacía ilusión haberlo recogido de las manos de nuestro entrañable Ministro Pedro Duque. Para terminar esta entrada con una nota divertida, y a propósito de los astronautas, aquí os muestro unas fotos de nuestro paso por la ciudad del espacio en Toulouse, donde se me ve haciendo un ejercicio contorsionista para acomodarme dentro de la nave espacial Soyuz y luego, adentrándonos por la estación soviética MIR, la que fuera precursora de la actual ISS (estación espacial internacional).

 Estación Mir                                                     Nave Soyuz

martes, 15 de enero de 2019

Especialidades profesionales sanitarias: criptografía para no iniciados

   Andan revueltas las aguas relativas a la creación de especialidades sanitarias multidisciplinarias en el sistema nacional de salud. Citaré sólo tres de ellas: Genética clínica, Reproducción Humana Asistida y Salud Pública. De nuevo aflora la "condición sanitaria" como axioma profesional, que sorprendentemente nadie cuestiona y que se aplica como verdadero martillo pilón sobre aquellas titulaciones que no estén bendecidas por este invento draconiano. Somos conscientes del carácter proteccionista que rige la regulación de las profesiones en el ámbito de la sanidad pública. Aunque son difíciles de comprender y asimilar las razones (¿?) por las que unas profesiones sanitarias tienen unos derechos profesionales desproporcionados frente a profesiones "no sanitarias" del mismo nivel académico. Es bien conocido que existen regulaciones de profesiones sanitarias y no sanitarias, lo que no es de recibo es que haya profesionales ejerciendo actividades de nivel superior sin regulación. 
   En origen, la clasificación de titulaciones universitarias dentro del grupo ciencias de la salud obedece a un criterio administrativo. El problema surge cuando se quiere exportar esa regla del ámbito académico hacia el plano profesional. Esto es, las profesiones y servicios profesionales no son estáticos, (r)evolucionan, lo que unido a las transformaciones sociales y tecnológicas producen la aparición de nuevos campos laborales, que requieren una regulación conforme al modelo adoptado en nuestro sistema de salud. Esto es muy razonable pero no lo es tanto, la forma de ponerlo en la práctica. 
   Por una parte, si una especialidad profesional se caracteriza por ser multidisciplinar, no es lógico aplicarle los requisitos de titulación sanitaria, pues es precisamente esa dimensión multidisciplinar la que no encaja en actividades puramente sanitarias. Dicho en román paladino, la realidad profesional no sigue la regla "sanitario-no sanitario", a mi juicio el invento de "lo sanitario" no es más que un constructo artificioso que se aplica como filtro para defender intereses de clase. Veamos, ¿a qué se debe que en más de 40 años de existencia profesional no se hayan regulado las especialidades de Genética, RHA y Salud Pública? En algún caso podría entenderse que la reorganización y simplificación de las especialidades basadas en troncalidades, ha sido y es, un tema complejo que ha provocado demoras y litigios judiciales (y los que están por venir, vg, internistas/infecciosas). Pero... no alucinemos ¿cuanto retraso es el razonable?. En el caso de la Genética es una especialidad profesional regulada con identidad propia en todos los países europeos, menos en España, donde sigue sin regulación. Ya he leído a algunos columnistas jubilados soltando diatribas soterradas hacia los genetistas-biólogos, y no ejemplifica mal alguno con genetistas-médicos. Ay, ay, ay. Cuanta finezza cuando se mueve la regulación profesional. Se echa en falta algo de humanismo profesional (no sólo el adjetivado médico, amigos). 

Cuanto más pasa el tiempo sin regulación profesional.... pues eso mismo

   No hay una única causa que explique esta situación, aunque sotto voce  siempre aflora en los círculos profesionales lo de "no querer repartir parte del melón presupuestario". Las dotaciones de plazas ponen en tensión unas especialidades frente a otras, en un contexto de limitaciones presupuestarias y precarización del empleo. Y las profesiones clásicas (Medicina, sobre todo) bien posicionadas en las esferas de poder ponen demasiados obstáculos a las profesiones emergentes (Biología, Biotecnología, Bioquímica...) hasta extremos surrealistas. Un ejemplo lo tenemos en las múltiples renuncias de los médicos a las especialidades multidisciplinares, cuyas vacantes no se ofertan a biólogos, químicos, bioquímicos, para que otros no colonicen esa parte del quesito presupuestario. Esto se evitaría si tuviéramos en cuenta la especialidad sanitaria (que es la misma para todos), en lugar de la titulación universitaria de origen, y de camino paliaríamos el tan cacareado déficit de profesionales de la Sanidad Pública, al menos en parte.
   Seamos ingenuos, y supongamos que es un tema tan complejo que los poderes públicos no dan con la tecla de cual debe ser la regulación. Entonces, porqué mientras tanto se deja en el limbo profesional a miles de trabajadores cualificados durante tantísimo tiempo. Es decir, a qué se debe que los profesionales que ya están ejerciendo dentro de los centros sanitarios públicos en sectores aún sin regulación, no tengan una solución provisional que no perjudique a sus derechos legítimos (retributivos, carrera profesional, acreditación, registros, etc). Vale que no se aclaren, pero mientras pasa el tiempo, que no fastidien. Estos problemas antes no se producían por la sencilla razón de que con la Ley 14/1986 General de Sanidad, todo aquel que trabajaba en el sistema sanitario público se consideraba un profesional sanitario (por razón de su filiación, condición estatutaria, nivel de responsabilidad y naturaleza funcional) pero con la Ley 44/2003, sobre profesiones sanitarias se rompe con ese criterio, de manera que quien antes fue sanitario, ahora no. ¿A que parece una ordenación de chichi-nabo? 
   Y lo más curioso, existen Licenciaturas no sanitarias (Ciencia y Tecnología de los Alimentos) a las que con una simple disposición transitoria (7ª), les vale para ser considerados como sanitarios por el mero hecho de desarrollar su actividad profesional en centros sanitarios. Es decir, sin máster universitario de por medio. Lo extraño es que este mismo fundamento no se aplique a otros licenciados universitarios que trabajan en el mismo campo o en salud pública. Y más extraño aún, es que ninguna institución de defensa de los intereses profesionales pida explicaciones o bien utilice el mismo criterio jurídico para aportar la misma solución a los profesionales perjudicados por su tratamiento como no sanitarios. Nota: lo del máster alguno lo han convertido en negocio, y recordemos que los BIR han sido especialistas sólo superando las pruebas y la posterior residencia. Los tiempos han cambiado ¿verdad? y ahora nos tocan el violín con el máster...

Hay situaciones profesionales que son para echarse a llorar

   Por otra parte, tampoco es suficiente la clasificación sanitaria de una titulación para ser considerada como profesión sanitaria. Para entenderlo pondremos como ejemplo el caso de la Veterinaria, que está incluida dentro de la LOPS (Ley 44/2003) aunque lo es fundamentalmente en el ámbito de la sanidad animal y en la salud humana sólo parcialmente. En esa distinción está el quid. Se trata de una titulación con diversos campos de acción laboral, y no parece razonable que quien trabaja en clínica de animales de compañía tenga equivalencia o el mismo tratamiento que las especialidades profesionales del sistema sanitario. De ahí que el Ministerio de Sanidad no reconozca a las clínicas veterinarias como centros sanitarios (en el ámbito de lo humano). En el campo de la seguridad alimentaria, hay comunidades autónomas que no la reconocen como actividad sanitaria, pues básicamente son trabajos de verificación normativa de la industria alimentaria (ojo! para el sector privado). Es cierto que la "promoción" (a secas) de la seguridad alimentaria está incluida en la cartera de servicios del sistema nacional de salud. Aún en este supuesto, no hay unanimidad a la hora de incluir a la Veterinaria en los servicios de salud. En Europa, idem de idem, la veterinaria no está integrada en los servicios de salud. Es más, las actividades relacionadas con zoonosis generalmente dependen de los Departamentos de Agricultura y Pesca. En el caso de intoxicaciones alimentarias intervienen como soporte para el trabajo de epidemiólogos en los equipos de Salud Pública.  En definitiva, de eso se trata, de concretar cuáles son las actividades profesionales que realmente se circunscriben al ámbito humano y no al animal. Queridos colegas, nadie os está pidiendo que demostréis con datos vuestra condición sanitaria en la sanidad animal. Una cosa son los conceptos, como "One Health", y otra es a lo que se dedica cada uno. En todo caso, habrá que determinar cuáles son las "funciones efectivamente desempeñadas" por los veterinarios en salud humana, para conocer si cumplen con la condición sanitaria, así como en el itinerario curricular de cada profesional como en su capacitación. Viene al caso recordar que del total de Facultades universitarias españolas de Veterinaria (n=13), sólo en una de ellas se imparte la asignatura de salud pública. 
   Como colofón a todo el argumentario expuesto, y al objeto de no venirmos abajo, diremos que la única titulación universitaria con asignaturas troncales en Genética es el grado de Biología. Aquellas otras titulaciones (Ej. Medicina, Farmacia) sin esta carga curricular no estarían en disposición de ejercer profesionalmente por razón de su título, en el campo de la Genética. Esto es, a ellos habría que exigirles el mismo protocolo que se aplica a los biólogos cuando se les considera no sanitarios. Es sólo por justicia poética.