viernes, 29 de junio de 2018

Marchando una de medusas, de segundo una de microalgas y de postre una de natas

    Recientemente hemos sabido de diferentes incidentes que preocupan al sector turístico, políticos (a estos no tanto) y, en general, a los veraneantes. El primero ha sido la llegada masiva de medusas de la especie Pelagia noctiluca el 15-16 de junio a nuestras costas, que ha colapsado las playas malagueñas desde Nerja hasta Mijas. Se retiraron 15 toneladas de medusas. No disponemos de datos del número de asistencias sanitarias por picaduras, pero pueden alcanzar más de 200 atenciones en un sólo día. Como quiera que sea, es asombroso leer en los medios de comunicación que esas medusas no son peligrosas y que no hay que preocuparse porque es un fenómeno natural. Vamos por partes. Esta especie que nos ha visitado con los vientos de levante, está catalogada como "muy urticante", es decir, que nos puede hacer daño, mucho dolor, y eso mismo, la convierte en peligrosa. Ergo, no se entiende la manía de relativizar el daño que provocan sus picaduras. Una picadura no se convierte en peligrosa sólo cuando requerimos un ingreso hospitalario o nuestra vida está en riesgo. El nivel de peligro real existe, por su capacidad de provocarnos dolor, ardor, edema, secuelas o queloides; y cuando no te pica una, sino varias de un banco de medusas (hablar de enjambres no es lo suyo), entonces el problema se agrava. Además, está muy bien documentado que dicha especie animal es una de las que producen efectos más severos en los humanos. Luego viene lo de insistir en que es un fenómeno natural... y un terremoto también lo es!. El problema está en que la actividad humana está propiciando que lleguen más cantidad de medusas y con más frecuencia. Si antes venían cada 10 años, ahora lo hacen cada año. Es un síntoma de que las cosas no van bien. La sobrepesca, la sequía, la contaminación litoral y otros factores, están involucrados en la espectacular "afluencia y abundancia" de medusas. Así lo ha destacado la Agencia Europea de Medio Ambiente, que incluso nos advierte que pueden poner en riesgo el turismo de sol y playa.

Las picaduras de medusas son peligrosas, y en ocasiones provocan cicatrices

   Vamos con el segundo plato: las microalgas, de nuevo se trata de la especie Noctiluca scintillans, quien ya nos visitó el año pasado. El 24-25 de junio tuvo lugar una floración masiva de microalgas que tiñó las playas de color rojizo-anaranjado (de día) y de azul bioluminiscente (de noche). Ocurre lo mismo que con las medusas, es un fenómeno de origen natural (pero acelerado por los humanos con el aporte de nutrientes) y que está bien estudiado por la comunidad científica, pues se trata de una especie cosmopolita observada en los cinco continentes, provocando importantes mortandades de peces y otros organismos marinos. Tales efectos nos anticipan que no traen nada bueno. Lo curioso es que nos vuelven a decir lo mismo, que hay que quitarle hierro al asunto. Y cabe preguntarse, ¿nos sugieren que nos bañemos encima de la mancha rojiza de microalgas?. Quizás prefieren jugar el despiste. Lo cierto es que resulta sospechoso como los periodistas que cubren estas noticias son tan blanditos e ingenuos. Ninguno pregunta sobre si nos recomiendan bañarnos (niños inclusive) sin riesgo en presencia de las manchas rojizas. Va de suyo, que las consecuencias para la salud humana de esta especie de microalga no son muy claras. Los científicos que investigan este fenómeno han constatado que estas floraciones disminuyen el nivel de oxígeno disuelto en el agua, aumentan la turbidez y los niveles de amonio (a ciertas dosis provoca irritación), y actúan como vector toxigénico liberando al mar exotoxinas acumuladas en sus vacuolas procedentes de sus fuentes de alimentación. Y sabiendo de estas pésimas condiciones de calidad del agua, ¿no es mejor tener precaución y evitar el baño?. Pero suman y siguen con sus mensajes ditirámbicos...

Mancha causada por el microalga Noctiluca scintillans

   Para terminar, vamos con el postre: una de natas superficiales (agregados flotantes, en lenguaje no vernáculo) de apariencia repulsiva que aparecen todos los veranos en nuestras playas. Se está llevando a cabo un estudio por la UMA para descifrar la composición de las mismas, que no es la misma en todas las playas, y los resultados preliminares han mostrado que mayoritariamente están formadas por compuestos minerales (halitas, cuarcitas, ilitas...) procedentes de los terrenos de aporte. Por tanto, según ese estudio las natas muestreadas son inofensivas, pero sin obviar que es una mancha de suciedad que empeora la calidad del agua. Sin embargo, en dos zonas de baño de la Costa del Sol han identificado que están compuestas en un 51% por microalgas, lo que hace muy interesante conocer la densidad relativa de especies y su capacidad toxigénica.
   A diferencia de la UMA, otros estudios técnicos (Acosol; Emasa; Consejería de Medioambiente) hallaron distintos tipos de natas cuyo origen fueron vertidos de aguas residuales sin depurar o deficientemente depurados, aguas residuales de los emisarios submarinos pobremente diluidas, y descargas por mal funcionamiento de los colectores. En este caso, los agregados conllevan un importante riesgo sanitario y ambiental. El año pasado dedicamos una entrada a este tema.

Agregados flotantes (natas superficiales) junto con un banco de medusas

   En otras entradas del blog aclaramos que hay microalgas nocivas y otras que no lo son. Por eso mismo hay que vigilarlas, identificarlas y tomar decisiones. Del mismo modo, hay mareas rojas tóxicas y otras que no. Unas sólo son ictiotóxicas pero sin afectar a la salud humana, pero otras sí. Estamos a la espera de que hagan públicos los resultados del estudio, entretanto aventuramos que los agregados estarán formados principalmente de algas diatomeas (sin descartar a los dinoflagelados), y dentro de ese grupo, conocemos especies de nuestro litoral (por ejemplo, Pseudonitzschia) capaces de excretar toxinas (ácido domoico) que no sólo afectan a las pesquerías, sino también a la salud humana. Basta de decir que las microalgas únicamente nos afectan por consumo de los moluscos y peces que las usan como alimento. Simplemente, es falso. Algunas voces autorizadas piden un plan nacional de gestión costera, pero quizás algunos ven en ello una forma de restarle fondos económicos a sus líneas de investigación que no van en esa onda, y por eso, le quitan hierro al asunto. En cualquier caso, el mensaje es, que en las condiciones descritas, no hay que confiarse con el baño y tener precaución ante estos episodios.  That's all Folks!