domingo, 20 de septiembre de 2020

Mi profesión en mejor que la tuya

   Con las ganas de querer ayudar a superar la pandemia Covid19, están aflorando numerosas iniciativas de colectivos profesionales reivindicando su papel para ser tenidos en cuenta por los Gobiernos central y autonómicos en las diferentes comisiones técnicas y otros órganos de participación. Han surgido numerosas polémicas por este motivo, dando a entender que si no estás en esos foros, no existes, o se sienten tratados como actores de segundo nivel.  

   Las redes sociales se han convertido en una ciénaga para estos temas, en los que no me gusta entrar para ponerme al mismo nivel de quien intenta ofender y confundir. Sin embargo, para defender a los más desfavorecidos, hay veces que es mejor combatir los tópicos que tanto daño hacen a los profesionales, y al mismo tiempo dar a probar su propia medicina a quien la receta. Viene al caso de algunos ataques por algunos médicos jóvenes hacia la profesión de biólogo en forma de broma ácida, provocación, desprestigio académico e incluso como supremacismo profesional.  Por un lado se vulgariza la titulación universitaria de Biología en atención a su bajo nivel de nota de corte y consiguiente menor nivel académico. Este argumento hace pensar que procede de un público barbilampiño. Por otro, se etiquetaba a los biólogos de médicos frustrados sin suficiente expediente académico. En este caso, las críticas son de mayor mala baba, mostrando un escaso conocimiento de la realidad profesional. Es asombroso que, generación tras generación, siga persistiendo en el ideario universitario estas rivalidades tan estúpidas. 

Hay quien necesita probar su propia Medicina para saber que se siente

  Sobre lo primero, diremos que al menos en Málaga la nota de corte de Biología está en 10,775 (ver aquí), muy por encima de ingenierías y a escasos decimales de Enfermería, mientras que si hablamos de Bioquímica está en 12,916, la tercera más alta. Ciertamente ha habido épocas en las que se accedía sin nota de corte, pero por esa etapa sin numerus clausus también pasaron muchos de los médicos de la sanidad que ahora están para jubilarse. Lamentablemente los estudios de Biología se siguen encasillando en el imaginario popular dentro del naturalista y del docente, aunque realmente siempre ha tenido perfiles muy diversificados (A los clásicos biólogos de bota y de bata, hay que sumar los de alpargata, fiel reflejo de la precarización laboral, muchos de clase trabajadora, aunque algunos de la alta sociedad, otros de la nobleza e incluso hippies montados en el dólar, que nadie se deje engañar por los estereotipos). En realidad las disciplinas y especialidades de la Biología son múltiples. No puede decirse que sean asignaturas "marías" la Biología molecular, Bioquímica, Genética, Fisiología animal, Microbiología, Inmunología, Virología, etc. Sorprende la ignorancia que se tiene sobre el grado de Biología, que cuenta con magníficos estudiantes y excelentes profesores con un extraordinario curriculum científico internacional, que no imagina quien los crítica. Este reconocimiento es extensible a profesionales que trabajan en OPIs, empresa privada y organismos públicos. No tiene perdón obviar que ha sido un biólogo español responsable del descubrimiento de la técnica de edición genética CRISPR. Sólo por esto, deberían morderse la lengua y tener un mínimo respeto para no desacreditar los estudios de Biología. Son múltiples los ejemplos de biólogos presentes en puestos de responsabilidad en hospitales estadounidenses y centros punteros en I+D+i, pero quizás esta falta de visibilidad social que quieren acaparar otros, es lo que aprovechan unos pocos para desanimar a los más débiles. 

España cuenta con excelentes biólogos de reconocido prestigio internacional

  Recientemente, ha habido algunos biólogos representantes de colegios profesionales que han expresado a título individual, aunque aprovechando su cargo, opiniones en informes y manifiestos sobre las medidas de protección anti-Covid19, muy alejadas de lo que debe ser un análisis científico, incluso teniendo deslices muy propios de quien desconoce el ámbito de la investigación. Para entendernos, es como si hubiesen puesto al zorro al cuidado de las gallinas. Y hay que criticarlo, pues cuando representas a un colectivo, no son tus ideas las que lo hacen, sino el diálogo y el consenso. Con los datos en la mano, vemos que algo no estamos haciendo bien, pero esto no indica que se están tomando las medidas a la ligera. Si existe disparidad internacional de criterio en las medidas de protección frente al Covid19, eso no es suficiente para desacreditar las medidas adoptadas en nuestro país, y en todo caso, los argumentos deben tener una sólida base científica.  Sorprendentemente se atreven a dar recomendaciones sin contar con una mínima formación epidemiológica. Claro que hay quien considera oportuno recordar que los epidemiólogos no son expertos en medios de transmisión aérea (aquí y aquí).

  Sobre lo segundo, diremos que la elección de una carrera universitaria como Biología no se hace por aspirar a un prestigio social, sino más bien guiado por la diversidad de campos profesionales punteros que ofrece, o simplemente porque te atraen. Tampoco se estudia pensando en una retribución económica laboral como ocurre con los médicos (leer aquí), pese a que no pocos estudiantes nº1 eligen Biología y no Medicina (no todos valen para tratar enfermos). Y este es un gran valor de quien decide apostar por esta carrera, sin guiarse por lo económico o por la popularidad. Se pone mucho en juego  cuando sacrificas 4-5 años de tu juventud para luego buscarte un hueco en la sociedad. En ese camino es cuando encuentras a personajillos que intentan minarte la moral y establecer clases elitistas. Es justo decir que la inmensa mayoría de médicos defienden la Biología a ultranza. No en vano, la Biología es uno de los pilares científicos de la Medicina. Así lo he vivido y muchos de mis compañeros estudiaron Biología por recomendación de sus familiares médicos. A su vez, por mi trabajo en la Sanidad he tenido oportunidad de conocer compañeros médicos que siempre nos han respetado sin condiciones. Aunque no nos engañemos, papanatas hay por todas partes, y de eso no escapan los médicos. 

   Como biólogos, contamos con una formación científica de la que adolecen las carreras de ciencias de la salud, y se nota cuando conversas con ellos o cuando ves como presentan trabajos de investigación. Es habitual ver como confunden parámetro con variable, promedio con proporción, equiparan causalidad con correlación, y encima te lo discuten. Abunda la soberbia. Recuerdo que en un peer-review nos requerían para publicar un artículo que incorporásemos coeficientes de correlación estadística para dar rigor científico al trabajo. Respondí al revisor y al editor que eso era confundir el fin con los medios, introducir la correlación de variables como un propósito en sí mismo. Un trabajo no es más convincente por venir acompañado de un coeficiente r, un valor p y su IC. Finalmente,  lo publicaron sin esa ocurrencia del revisor. A mi juicio, resulta paradójico contar con profesionales de la Epidemiología de escasa formación bioestadística. 

   Quizás algunos añoren la época en que los médicos tenían un prestigio ganado a pulso (Ramón y Cajal, Severo Ochoa, Gregorio Marañón, Jiménez Díaz...), por querer ponerse al mismo nivel. Los tiempos han cambiado desde que los poderes decidieron medicalizar la Sanidad e introducir la gestión clínica, teniendo como resultado médicos-prescriptores que, en lugar de humanizar la asistencia sanitaria, la han mercantilizado. Quien no ha sentido al médico dirigiéndose al paciente como en un desfile de autoridades. Seamos honestos, profesionales extraordinarios se dan en todas las profesiones, y todos merecen el mismo respeto, que no deben confundirlo con rendir pleitesía.  Es más una cuestión  de la condición humana, y no tanto de la profesión. Así pues, hay que intentar rodearse de los buenos y sortear las chinas en el camino profesional.