martes, 24 de junio de 2014

Salud pública y mareas rojas

Hace tan sólo una semana se observaron unas manchas rojizas en las playas de varios municipios malagueños. A pesar de que es un fenómeno bien conocido y recurrente, los medios de comunicación suelen presentar este evento como "misterioso" y adobado de polémica, por cuanto hay quien piensa que la coloración del agua se debe al desove del boquerón frente a los que dicen que se tratan de mareas rojas. Puede ser una u otra cosa. Las mareas rojas son un tipo de proliferaciones de microalgas marinas donde el excesivo crecimiento de tales organismos pigmentados producen una coloración en el agua. 
Pero no hay debate misterioso, para eso están los Laboratorios oficiales, que cuentan con medios suficientes para salir de dudas, pero sobre todo para determinar si las especies (y sus toxinas) presentes en el agua son nocivas para la salud pública. Sabemos que todas las mareas rojas no son peligrosas para la salud humana, pero algunas sí que lo son. Existen suficientes evidencias científicas de que numerosas microalgas producen toxinas que pueden dañar la salud de los bañistas y de los usuarios presentes en la playa, ya sea directamente, por via respiratoria y/o contacto dérmico y ocular, como también indirectamente, a través del consumo de moluscos, crustáceos, o peces contaminados. Hemos publicado diferentes trabajos de investigación científica sobre casos reales de intoxicación no alimentaria por distintas especies de microalgas aparecidas en las playas de Málaga y Almería. La experiencia nos obliga a estar alerta, que no alarmados, y también a tomar precauciones desaconsejando el baño en presencia de estas manchas, recabando el consejo de las autoridades sanitarias. 
Lo preocupante del asunto es cuando desde determinados sectores académicos se afirma que la marea roja "no impide que disfrutemos de la playa (...)", a la vez que se guarda silencio sobre las  recomendaciones a los bañistas para evitar el riesgo de exposición a toxinas producidas por las microalgas. Silencio que quizá se explica (aunque no se justifica) por temor a una publicidad negativa del turismo con respecto a la calidad del agua de baño.  Evidentemente durante la presencia de estas manchas y mientras persistan sus efectos (presencia de toxinas a determinadas dosis), no debemos "disfrutar" del baño si no queremos tener un disgusto. La industria turística es importante, pero no nos engañemos -o que no nos distraigan-, la salud es lo primero. La política no puede hacernos disyuntivas perversas.