martes, 29 de marzo de 2016

El reconocimiento de los biólogos en la sanidad pública

Con motivo de un artículo publicado en el diario digital Redacción Médica sobre la invisibilidad de las profesiones emergentes en el sector sanitario, donde específicamente se aborda el caso de los biólogos, nos hemos sentido reconocidos por la situación descrita y hemos querido ir un poco más allá, pues no es más que la punta del iceberg. Leer artículo pinchando aquí.
En posts anteriores dimos cuenta de este problema que no obedece a una única causa, siendo el corporativismo irreductible la más citada, y no por ello menos cierta. A esta también se pueden añadir los intereses de grupo políticos, sindicales, cargos públicos influyentes, estructuras administrativas obsoletas, legislación desfasada, etc. Recuerdo que en un Congreso sobre Salud Pública a la pregunta de una bióloga sobre las razones para impedir que la especialidad MIR de Salud Pública (multidisciplinar) se convierta en multiprofesional, una responsable del grupo de trabajo sobre competencias profesionales de la especialidad sanitaria señaló públicamente, sin pudor y en un alarde de sinceridad, que seguramente lo que estaba en juego eran muchos puestos de trabajo que hasta ahora están reservados en exclusiva para médicos/as y por ello, no se estaba dispuesto a abrir y compartir el "melón laboral". En ese encuentro estuvo presente el Director General de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, hoy Secretario General, y que es especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, quien sólo apelaba a las razones legales, y por cierto, muy discutibles. Nada de criterios sociales, evolución del conocimiento, nuevo espacio europeo de titulaciones, etc.

Me arrancó una sonrisa de complicidad cuando el autor del artículo decía que no se reconoce la presencia de los biólogos en los diferentes órganos de decisión y demás instrumentos de planificación (Comisiones, Registros profesionales, Carrera profesional...), pero paradójicamente si que aprovecha y se benefician de la aportación de los biólogos/as, pero eso sí, como profesionales "low cost". Y para colmo, la forma de aprovecharse en muchas ocasiones es de un ridículo espantoso, donde podríamos documentar casos donde el "copia y pega" está a la orden del día, y donde desempeños equivalentes para unos supone reconocimiento retributivo, social y profesional (licenciado especialista en un área concreta), mientras que para otros, una condena al ostracismo laboral (contratados como titulado universitario en general, y no cito otros por razones de decoro). Lo grave de esta situación y a la vez sorprendente, es que nadie sea capaz de atajar este agravio y despropósito. Los Sindicatos centran sus esfuerzos en los colectivos con mayores efectivos o estratégicos (aunque sean pequeños). En la práctica, es como si los profesionales de categorías de menor tamaño tuvieran menos derechos, porque los representantes de los trabajadores no malgastarán energías en grupos pequeños, donde los potenciales afiliados son escasamente sustanciosos. Y si echamos un vistazo a los programas de los partidos políticos, nos encontramos con escasas referencias que tienen su eco en precampaña, pero sin recorrido alguno tras las elecciones. Desde las Facultades de Ciencias, la respuesta es muy tibia, por no decir que no va con ellos la formación de futuros profesionales externos a la Universidad. Hace falta más compromiso público de la Comunidad Universitaria, empezando por quienes están más cualificados, para denunciar la situación, comprender este problema y sensibilizar a los futuros biólogos/as. Y por supuesto, no quedarnos en la complacencia de alzar la voz, sino hacer propuestas que sean elevadas a las instancias oportunas. La sensación que uno tiene es la de un timo a gran escala, donde jóvenes que invierten en su vida con sangre, sudor y lágrimas (Churchill, dixit) acaban siendo cuestionados y rechazados en muchos ámbitos de la vida social. Una pena, vamos.