jueves, 1 de marzo de 2018

Externalización (outsourcing) de servicios públicos

    Consiste en buscar una colaboración (partnership) público-privada que ayude a prestar mejor un servicio público, si bien la Administración pública sigue controlando la actividad. Desde el punto de vista técnico, no se trata de privatizar ni ceder el interés público a empresas externas, pues la Administración sigue siendo el titular de los servicios. De esta manera se tiene la puerta abierta al rescate de las empresas en quiebra, eufemísticamente conocido como "renegociación al alza" y en caso extremo, privatizarla a un módico precio. No pueden ser objeto de externalización las funciones o servicios que impliquen la participación directa o indirecta en el ejercicio de potestades públicas o en la salvaguarda de los intereses generales. Es lo que los técnicos llaman el "Core" (núcleo fundamental), y en la práctica están poco claras cuáles son sus fronteras.
   Ahora bien, no queremos perdernos en debates ideológicos, el de la corrupción ni tampoco en disertaciones conceptuales para lo que no nos sentimos capacitados. En cambio, nos interesa saber cuál es la realidad, mediante información transparente que nos oriente sobre si se están gestionando acertadamente los servicios externalizados y a qué coste social y económico para las arcas públicas. 
    Teorizar sobre modelos de gestión no es muy convincente a la vista de los brutales recortes habidos en Sanidad y Educación. Así que vayamos a lo terrenal ¿Qué les pasa a los derechos (al cargo, a la carrera profesional...) de los funcionarios que desempeñaban las actividades ahora externalizadas? ¿se crea más precariedad en el empleo? ¿Es la externalización una fuente de financiación indirecta de los partidos políticos? ¿Fomenta el clientelismo y las puertas giratorias? ¿Se externaliza una necesidad o bien se genera la necesidad sin justificación objetiva? ¿Se sacrifica la calidad del servicio por una externalización baratita? ¿Cómo y quién controla los servicios externalizados que pagamos todos? ¿o se controlan poco y mal? ¿alguna vez se renegocia el coste de los servicios a la baja? Seguro que hay algún listillo que responde: no tiene porqué. Eso vale para el mundo mágico de yupi. 
    Se han producido numerosas denuncias de los agentes sociales, defensor del pueblo, colectivos ciudadanos, asociaciones profesionales, etc, indicativas -al menos- de un malestar en la prestación externalizada de los servicios en muchos casos. Se despotrica al modelo funcionarial y alternativamente la ilegalidad aflora a través de la externalización de servicios, y no por casualidad. En un artículo de opinión revelamos como la atención al paciente, paso a renombrarse como atención al ciudadano (de derechos y obligaciones) y en su versión más neoliberal como "atención al cliente" dentro de los servicios públicos. Las nomenclaturas no son ingenuas, las carga el diablo.
    También se producen irregularidades con las subcontratas (distinto a externalizar). Un caso verídico fue el de la contrata de una empresa de control de plagas para desinsectar un centro de salud debido a la presencia de una cucaracha muerta. Habéis leído bien, sólo una cucaracha elevada a categoría de plaga, fue suficiente para malgastar alegremente un importante cuantía económica. Daba igual que el origen del problema estuviera en el exterior del centro, puesto que ya estaba decidido contratar a una empresa, no a cualquiera, sino a esa. Pero además contaban con un cómplice, el que por sí sólo "descubrió" la cucaracha, colocada estratégicamente en el despacho de salud pública, para que tuviera más razón de ser la subcontrata. No consultaban a los profesionales (el centro cuenta con expertos cualificados) sobre la necesidad de hacer esa intervención. No era oportuno ni conveniente, pero cómo la predeterminación era gastarse el dinero en sus amigotes, pues nada que hacer. O sea, que si alguien lleva un insecto, el que sea, a un centro público, tiene asegurada una campaña anual de trabajos de desinsectación debido a la irresponsabilidad de algunos contratantes, y con cargo al erario público. Pongamos por caso que en tu centro de trabajo, tu gerente decide cargarse los nidos de vencejos (especies protegidas) construidos en las cornisas, a espaldas de los biólogos que trabajan en el centro. No sólo dejan en mal lugar a los biólogos, que ni siquiera se digna a consultarles, sino que intenta aparentar que la operación tiene la conformidad de ellos, pues de lo contrario, denunciarían los trabajos (si es que los descubren a tiempo) ante el jefe que los promueve. No hablamos de un problema de ignorancia (pues deliberadamente se obvia a sus propios profesionales), ni de sensibilidad con los animales; a mi juicio, es autoritarismo, desprecio profesional, y lo siguiente. El modus operandi se repite, pues nadie les controla.
La cucaracha ya no puede caminar, utilizada para subcontratas públicas

   Volviendo al inicio, nada debe extrañar que los funcionarios dejemos el trabajo (bien)hecho o muy allanado, para que luego lo asuma la empresa externa sin incorporar mejoras y limitándose a mimetizar lo que se hacía, ahora a un coste muy superior. Otras veces se margina a los propios funcionarios (servidores públicos), confiando la prestación del servicio a una empresa de inferior cualificación que busca legítimos beneficios (con  costes para otros). Uno de los litigios judiciales más conocidos fue el debido a determinadas concesionarias contratadas por la Administración que mantenían a su personal desempeñando los mismos trabajos que los empleados públicos, compartiendo el mismo espacio y los mismos recursos (oficinas, teléfonos, impresoras, mails...), donde era difícil diferenciar entre funcionarios y trabajadores de la empresa contratista. Pese a ello, se sigue incumpliendo el deber de evitar la confusión de funciones y actividades entre ambos grupos de trabajadores, y además, se sigue sin diferenciar los espacios de trabajo respecto a los empleados públicos. Ejemplo1: trabajadores de la Fundación Progreso y Salud dedicados a tareas de prevención del tabaquismo comparten recursos y dependencias con personal estatutario del Servicio Andaluz de Salud. Ejemplo2: trabajadores autónomos haciendo labor de funcionarios (la Administración se ahorra las cuotas de la SS). No es ilegal contratar autónomos en la Administración, pero no deben emplearse como cualquier funcionario. Ejemplo3: cesión ilegal de trabajadores para necesidades permanentes, a la postre declarada contrataciones en fraude de Ley.
   No es un fenómeno de resistencia al cambio (por muy humano y comprensible que sea) sino que los funcionarios acaban siendo marginados, descolocados e improvisando sus actividades. Sin información previa ni planificación ni gestión del cambio. Entendemos que cuando un laboratorio público no tiene medios tecnológicos para practicar determinadas pruebas (PCR, por ej.), se acuda a servicios externos. Lógico. Pero no hay que confundir la necesidad de especialización para casos concretos con generalizar externalizaciones aplicadas a todo lo que se menea (Análisis de muestras de orina enviadas de Málaga a Barcelona). Servicios informáticos, distribución con vehículos de celadores, mantenimiento de instalaciones, laboratorios (eliminación de cribados básicos en Primaria), call centers, etc.  Unas veces va bien, y en muchas otras no tanto.  En cualquier caso, parece no haber mesura ni límites. Si habéis tenido que pasar por un hospital, o simplemente como usuario de la Sanidad, sabréis a que me refiero. Cuando le toca a uno, se entiende mejor. Se empezó con la lavandería del hospital, luego los celadores-conductores y llegarán a externalizarse los propios equipos de gestión de los centros sanitarios. Si todo es externalizable, cuando nos demos cuenta, todo serán empresas y políticos, no habremos privatizado nada, pero eso sí, todo estará desmantelado. Recuerda al poema de Martin Niemöller, atribuido erróneamente a Bertolt Brecht:

Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a buscar a los judíos, no pronuncié palabra,
porque yo no era judío,
Cuando finalmente vinieron a buscarme a mi,
no había nadie más que pudiera protestar.”