viernes, 26 de abril de 2019

El Milenarismo ha llegado... y además el Decreto de Plantillas del SAS

   Recuerdo el colocón que tenía Fernando Arrabal en aquel mítico programa de televisión, donde los invitados mantenían el tipo poniendo cara de poker, mientras Fernando (que no Dragó, allí presente) le daba besitos a cada uno de ellos y repetía el título de esta entrada "El Milenarismo ha llegaaaadoooo". El caso es que el afamado escritor formaba parte del grupo pánico, y eso mismo es lo que uno siente con el nuevo Decreto de Plantillas que se baraja desde hace tiempo en el Servicio Andaluz de Salud. Y, buen colocón, es el que tienen algunos a la hora de reconocer y reestructurar a los profesionales de la salud pública.

   Es difícil comprender el papel impasible de la Sociedad Española de Sanidad Ambiental (SESA) ante la supresión (proyectada por el anterior Gobierno andaluz) para la categoría profesional de técnicos de sanidad ambiental en Andalucía, recolocados en una nueva categoría de titulados en salud pública. Categoría laboral de nuevo cuño con nomenclatura extraña, tintes burocráticos y funciones ideadas para la gestión administrativa, distantes de lo que son prestaciones sanitarias reconocibles socialmente. Visto así, es como si la SESA estuviera dispuesta a perder su identidad, transformándose en una sucursal de la SESPAS. Esperamos que, al menos, publiquen alguna nota de prensa o manifiesto de rechazo, aunque solo sea por no permanecer indiferentes y tener algo de amor propio.

Las organizaciones profesionales no deben encogerse de hombros

   Los técnicos de sanidad ambiental, durante sus más de 30 años de existencia, intervenían en la investigación ambiental, actuaciones ante brotes epidémicos (de transmisión hídrica, intoxicaciones químicas, legionelosis, plagas de insectos y otros vectores nocivos), en regularizar informes sanitarios para el titular del órgano administrativo, orientar a la autoridad sanitaria en la toma de decisiones, en aportar conocimiento experto, ultimar expedientes, informar a las administraciones locales, en prestar asesoramiento-técnico, proponer medidas preventivas y correctoras.... Pues ahora, como por arte de birlibirloque desaparece la necesidad de que sean estos profesionales quienes desempeñen las funciones descritas, y de golpe, esas actividades pretenden trasvasarlas a otro Cuerpo de funcionarios (intacto desde la etapa predemocrática), que las acaparan muy malamente (Rosalía, dixit), excluyendo a los titulados competentes que venían desempeñándolas. Da igual que hayas superado unas oposiciones para el ejercicio de unas atribuciones, para las que ya estábamos legitimados y reconocidos sociolaboralmente.

   Todo orquestado desde las estructuras del gobierno socialista, quienes no se atrevieron a modernizar la organización de la Salud Pública (a ver si el tea party desmonta el invento, o por contra, se trata de otro inevitable pacto de silencio sepulcral como en la Transición, o como el reciente caso Máster... para qué irnos tan lejos con las casualidades). Y además, sin tener en cuenta la opinión y participación de los propios afectados, aunque haya que admitir que tenemos compañeros con una capacidad de indignación muy baja. Obviamente, algunos falsos sindicalistas y diferentes colectivos con plantillas mermadas ven aquí una oportunidad de pillar tajo. ¿No queríais progresismo? y dos huevos duros. Por eso, cuando sale el tema del partido al que has votado, siempre dicen que soy del partido de levantarse a las siete de la mañana para ir a trabajar. Parece mentira que haya que aclarar que la gente no se queda ociosa en su casa el día de las votaciones (algunos políticos y medios acusan impúdicamente de eso), sino que ejercen sus derechos de la mejor manera que les dejan: los abstencionistas meditan su decisión y son conscientes de que no tienen porqué ser cómplices de un sistema político convertido en un concurso de lanzamiento de basura. Votar no consiste en soñar, entregando gratis una papeleta sobre la que el votante pierde su control una vez ha sido depositada en una urna. A ver si se enteran de que tan democrático es votar como saber "no votar".

Pucherazos electorales a la orden del día

   Y ante esto, ¿Qué hacen los representantes de los trabajadores? Los dirigentes de las Administraciones y lideres sindicales te sueltan una de sus frases de manual: "Si no estas de acuerdo, denuncia" (Como dirían en Málaga, estos son unos vaciletas). Y los afectados pensamos en nuestro fuero interno: Cómo podéis pretender que a costa del bolsillo del trabajador, se arreglen los enredos sindicales y la arbitrariedad de la Administración. La transparencia y participación pública que conciben nuestros dirigentes es la de derivar a los empleados incómodos hacia los Tribunales de Justicia. Esperar 4 años a que se resuelva judicialmente, y si lo ganas, que tengan a bien ejecutar la sentencia. Cuantos hay con la sentencia ganada en la mano, sin que nada cambie. Y cuantos hay, que habiéndose ejecutado la sentencia, luego les quitan todos los medios y recursos para anular al trabajador. En fin, calidad democrática de la güena.

Temida colleja judicial tras un largo litigio