jueves, 10 de agosto de 2017

A vueltas con las microalgas en las playas

Recientemente han vuelto a reaparecer en las costas malagueñas unas manchas rojizas que llegaban al rebalaje (aquí y aquí). Es un fenómeno muy extendido en el Mediterráneo y que, no es un infortunio malagueño, sino que afecta a múltiples países. Lo que no significa es que no hagamos nada o que se actúe para peor. En un primer momento, sacaron el tema de las huevas de sardinas y boquerones como posible origen causal, por aquello de que la gente está en los merenderos poniéndose a tope de espetos y pescaito frito. y como veremos más adelante, sospecho que algunos con más tintorros de la cuenta. Con ese mensaje se juega al despiste con la audiencia y se le quita hierro al problema. Conociendo la Biología reproductiva de esos peces, sabemos en que época del año se produce el desove,  que en el caso de la sardina se puede extender hasta seis meses aunque mayoritariamente se produce en octubre. El boquerón desova de junio-agosto, pero sus huevas no son rojas. Pero insisten en distraernos (no queremos decir engañarnos o vacilarnos, que hay mucha piel fina). Tras los pertinentes análisis de laboratorio, se desinfló el biscottone (pastelón) y se comprobó que se trataba de una floración masiva de microalgas, donde predominaba una especie de dinoflagelado llamada Noctiluca scintillans. Era lo previsible a tenor de las características cualitativas, expansión, distribución espacio-temporal.... Estamos convencidos de que la composición analítica de las muestras no fue mono-específica, y seguro que encontraron otras especies de interés sanitario, que no han trascendido a la luz pública. No deberían dar consejos de salud sobre la base de conjeturas y generalidades, y por ello, es clave conocer la abundancia y composición de todas las especies presentes las muestras de agua marina. Lo más gracioso del asunto son las medidas de control y declaraciones de los políticos (incluidos los cargos a sus órdenes) y profesionales low (smart) cost.

Imagen. Noctiluca scintillans: microalga bioluminiscente (día: rojiza; noche: azul).
Fuente: Ailton Martins

Por un lado, lo primero que hacen es poner en marcha los remedios de la abuela, es decir, sacar los barcos quitanatas para intentar retirar las microalgas. Otra ocurrencia política. Y por supuesto, lo que consiguen es un gasto público innecesario y favorecer la expansión de las microalgas (dispersión de los cistos en el sedimento marino).  Ahora pasamos al capítulo de las recomendaciones sanitarias a los bañistas. Es inquietante que haya profesionales que dicen (o les dicen, por eso lo de smart) que no hay ningún problema con las manchas rojas, que «es suficiente con no bañarse junto a las manchas», y que son «elementos no peligrosos» que a lo sumo pueden producir urticarias o reacciones alérgicas (leer nota de prensa). Ergo, las reacciones alérgicas no son peligrosas. ¡ Cipote ! Si a la mayoría de bañistas no les pasa nada, pues pelillos a la mar. ¿Alguien se imagina recomendarles el baño a los niños pero sin entrar en contacto con las manchas rojas? ¿Se puede ser más tarugo? Al menos, desde la Junta de Andalucía, se recomendó no bañarse ( ¡ojo al dato¡, no se prohibió, lo que podría generar una alarma injustificada).
Si prestamos atención al mensaje, se está dando a entender que las microalgas (las que sean) únicamente producen daños por contacto directo, cosa que es absolutamente falsa. Son múltiples las investigaciones que han documentado casos de problemas respiratorios por exposición a aerosoles marinos fuera del agua, debidos a las toxinas producidas por las microalgas (no todas, cierto, pero hay que analizar cuáles tenemos). Y no se requieren cantidades masivas de microalgas para que esto ocurra. Por consiguiente, si no sabemos a lo que enfrentamos, lo primero es máxima cautela.

Imagen. Hay quien prefiere ocultar los problemas como solución inmediata.

Son bien conocidos los efectos en la salud de los bañistas y de los playeros por exposición directa e indirecta a las microalgas, desde problemas cutáneos leves hasta casos gravísimos por schock anafiláctico que requieren atención sanitaria urgente. Y mientras que el Ministerio de Sanidad de los italianos (entre otros países mediterráneos) han editado guías (ver aquí) para gestionar el riesgo de las microalgas y mitigar su impacto en la economía, el turismo y en la salud pública, aquí se dedican a meter el problema debajo de la alfombra. En lenguaje castizo, a verlas venir. Los episodios de proliferaciones de microalgas son recurrentes en nuestras playas, con una frecuencia baja pero de gran relevancia sanitaria. Con la tropicalización del Mediterráneo los veremos con más asiduidad, y necesitan (en presente) ser investigados para comprenderlos mejor y saber cómo actuar con rigor. Tenemos los profesionales y la capacidad para trabajar en esta línea, sólo queda que los que toman las decisiones, espabilen.