viernes, 28 de junio de 2019

Cuerpo A4: OPEs, traslados, competencias y otras confidencias

Vamos a dedicar esta entrada a nuestros colegas funcionarios del Cuerpo Superior Facultativo de Instituciones Sanitarias, especialidades Farmacia y Veterinaria. He mantenido relación con ellos durante 10 años como mando intermedio, y conozco en primera persona sus orígenes y evolución.
   A raíz de las OPEs en ciernes, el amplio colectivo de interinos A4 está con los jugos biliares en plena efervescencia ante la preocupación de no obtener plaza en propiedad, después de más de 15 años de antigüedad. La única OPE que se convocó fue en 2001, y desde entonces la Administración se ha recreado de parsimonia. Sabemos que mantener a interinos durante más de tres años sin convocar OPE (ni traslados) es una práctica en fraude de Ley reconocida por los Tribunales de Justicia. Pero, intentaremos adentrarnos un poco más para conocer datos más controvertidos. 
   De partida, diremos que este Cuerpo procede de los antiguos Cuerpos Nacionales de Sanitarios Locales de la etapa predemocrática. Su personal se transfirió a las Comunidades Autónomas, manteniéndoles intactos en sus funciones esenciales, aunque cambiando de nombre. En cambio, algunas Comunidades (Ej. País Vasco) aprovecharon para crear un Cuerpo Superior de Técnicos de Salud Pública acorde a nuestros tiempos, liberalizando las profesiones competentes en lugar de limitarlas a las dos inicialmente aludidas. Sin embargo, con esa transferencia a las CC.AA. se inician algunas de las irregularidades que luego han perjudicado a diferentes actores. Por una parte, en el caso de Farmacéuticos no había bolsa de trabajo para contratar a temporales, y en su defecto se realizaban a discreción por las Gerencias de Atención Primaria y a propuesta del propio Farmacéutico Titular. Esa situación se mantuvo al menos 10 años. Para colmo, cuando la Junta de Andalucía decidió la incompatibilidad entre la titularidad de una Farmacia con las labores de funcionario, de buenas a primeras se sacan de la chistera un lista de aspirantes -sin procedimiento reglado- que sirvió para abastecer el actual Cuerpo A4. Estos son la mayoría de interinos que siguen en ejercicio. Obviamente, la parte de como accedieron a estas interinidades a través del famoso listado, nadie la cuenta. Una pseudo-bolsa de trabajo que no se crea por trámites legales y que ni siquiera era pública. Taparos la nariz para imaginarse lo demás. Y dónde estaban los Sindicatos? Eso mismo me pregunto.

Algunos crean necesidades por intereses inconfesables

   Un segundo punto a destacar a raíz de reproches a cuenta de las competencias de una y otra especialidad, tiene que ver con las funciones efectivamente desempeñadas (no la teoría, sino la real) por dichos funcionarios y su conexión con la dotación de las plantillas de personal. Diremos que las funciones de ambas titulaciones (que no del Cuerpo) se enuncian en la Ley 44/2003, de ordenación de las profesiones sanitarias. Habría que aclarar si el Cuerpo A4 es sanitario o no lo es, a tenor de sus cometidos. Pues para empezar no es una categoría estatutaria. En segundo lugar, tener titulación sanitaria no significa que tus actividades lo sean. Un tercer punto es la exclusividad de las funciones, pues una cosa es la facultad de cada profesión para ejercer conforme a su regulación, y otra bien distinta es que posean la exclusiva de esas funciones. Salvo los mataderos y los medicamentos, lo demás -que es mucho- no pertenece a estas titulaciones. Es más, existen otras titulaciones universitarias como tecnólogos de alimentos o biólogos mejor capacitados (según carga ECTS), para el ejercicio en determinados ámbitos (Ej. seguridad alimentaria o aguas de baño). 
   Para entender mejor este asunto, diremos que los ámbitos de actuación del Cuerpo A4 incluyen: aguas de consumo humano, piscinas, legionelosis, biocidas (ej. control de plagas), zonas de baño, seguridad química y seguridad alimentaria (animal y vegetal). Para saber más, pincha aquí. Básicamente, el trabajo se centra en actividades de comprobación normativa (vigilancia) con diferentes instrumentos (inspección, supervisión, auditoría, registros), lo que ya de por sí genera dudas sobre si tales actividades se consideran una prestación sanitaria propiamente dicha. Al cabo, es una labor inspectora, por cierto, no reglamentada. Es decir, los funcionarios A4 no tienen nombramiento de inspectores (sólo tienen habilitación), y carecen de un reglamento de inspección, como el que tiene la inspección de Hacienda o del Trabajo. Pues bien, cualquiera puede entender que tales sectores de intervención no son una exclusiva de farmacéuticos y veterinarios. El rifirrafe surge cuando se quiere ampliar la plantilla de personal, y cada cual reivindica que sean de los suyos. Y este es el trasfondo de las recientes disputas entre unos y otros. Unos temen quedarse sin plaza en la OPE, porque los veterinarios las reivindican para trabajar ellos también, por ej, en el control de piscinas (para luego dejarlas de lado, empleando los Acuerdo de Gestión, donde el diablo aparece en los detalles), cuando es una labor que desempeñan tradicionalmente los farmacéuticos (la tradición es algo del siglo pasado, y las nuevas titulaciones, pa' cuando?).
Los veterinarios alegan que son competentes porque cualquiera puede adquirir competencias formativas por diferentes vías que los capaciten profesionalmente (en la práctica hay mucho copia-y-pega, y mucho boca-a-oído), para suplir las carencias de créditos universitarios de su titulación. Este no es un argumento sólido, más bien es falaz, pues tratan de aprovechar las áreas de trabajo donde no hay reserva legal de actividad, para reclamar plazas que cualquier titulado puede ocupar, importando bien poco su capacitación. Un ejemplo, es el campo de la seguridad química, donde a nadie se le ocurre pensar que está mejor preparado un veterinario que un químico, aunque sea una materia sin reserva de Ley. Para más inri, en la actualidad existe una bolsa de trabajo para funciones de seguridad química, a la que no pueden acceder los químicos, pero sí los veterinarios. Otra de seguridad alimentaria, a la que no pueden acceder tecnólogos de los alimentos o biólogos (en especial para el ámbito vegetal). Todo un despropósito. ¿Y porqué no se ha creado una especialidad para titulados químicos que desempeñen esas funciones? Por la sencilla razón de que mientras el Cuerpo A4 no cambie de regulación, se siguen inflando la Administración con esas dos titulaciones. No importa quien está mejor formado. En este punto no se habla de formación reglada, en su lugar es suficiente con algún curso que la propia Administración organiza e imparte, para justificar que un veterinario está preparado en seguridad química o en lo que sea. Obviamente este curso no capacita, sólo es un arma burocrática usada como pretexto para justificar al aumento/descenso de plazas en una u otra especialidad. Entonces, cabe preguntarse por la razón de la Administración andaluza para no abrir el Cuerpo A4 a otras titulaciones competentes. Por la sencilla razón de que quienes toman las decisiones a nivel político-administrativo son los mismos. Y estos pájaros no están sujetos a control, ni siquiera por parte de grupos políticos de ideología dispar. A mi juicio, hay que buscar en su relación con los poderes públicos. En esa relación hay muchos intereses inconfesables y sorprende saber la cantidad de funcionarios con filiación política.
   Por otra parte los veterinarios se reivindican como profesión líder en seguridad alimentaria extendida a todos los eslabones de la cadena alimentaria, algo excesivo respecto al marco legal, cuando en ningún caso es posible ni se autoriza por la Ley 44/2003, que sus funciones se extiendan a la industria alimentaria de origen no animal, por no estar prevista en el artículo 6.2.d). Es más, la parte de sanidad ambiental se limita a las zoonosis. Dicho de otro modo, la plantilla de personal del Cuerpo A4 fue dotada por razón de las competencias de titulaciones predeterminadas, y no en razón de funciones intercambiables. Cuestión aparte es que el acceso al Cuerpo no estuviera condicionado por la titulación. Por tanto, es anómalo acceder a un Cuerpo con competencias diferenciadas para luego no asumir las funciones propias de cada titulación.
   Se retrata muy malamente todo el colectivo cuando dice estar preocupado por la calidad de los servicios, a la vez que no quieren oír hablar de reformas organizativas del Cuerpo A4 permeable a otros titulados. Estoy convencido de que no quieren la libre competencia ni los mejores profesionales, más bien, aspiran a convertirse en clase dominante (pese a reconocer que internamente es un colectivo heterogéneo). Pienso que este modelo organizativo sitúa a nuestros dirigentes públicos en un perfil bajo, de poca calidad democrática y despierta muchos interrogantes sobre la calidad de los servicios públicos. Obviamente, soy partidario de un único Cuerpo de técnicos, con diferentes especialidades, pero siempre multidisciplinar, abierto a múltiples titulaciones universitarias. Sin parcheos. Y que accedan los mejores.
P.D.: Parece que vienen chuzos de punta, y no sólo para el Cuerpo A4. Ya se ensañaron con los técnicos de salud: sus funciones de planificación, ejecución y evaluación de programas de sanidad ambiental se trasvasaron irregularmente a los A4, y éstos en lugar de negarse y defender la necesidad de esa labor, vieron la oportunidad de aumentar sus efectivos a costa de debilitar torpemente la salud pública andaluza. En algunos centros, las funciones de los técnicos de Educación para la Salud fueron trasvasadas (los del partido, a resguardo) en unos casos a Enfermería, y en otros a técnicos de la Fundación Progreso y Salud (que ahora reclaman judicialmente su fijeza en el SAS por la puerta trasera). La forma de proceder de la Consejería de Salud/SAS no ha sido pacífica: primero anulaban a los técnicos afectados, apartándolos de sus funciones a la vez ocultando lo que hacen, "que parezca un accidente" ante los demás trabajadores para hacer creíble la forma de actuar de los Gerentes y sus capataces. Esa ha sido su manera de reestructurar los servicios, con mucho mobbing de por medio. Unos huyeron a sindicatos, unos pocos tuvieron ingresos hospitalarios, otros accedieron a tareas ajenas a su categoría, algunos cambiaron de profesión, y otros al cementerio de elefantes. Para acabar concluyendo: la realidad ha cambiado (ya nos encargamos de que así sea). Las reorganizaciones se pueden hacer bien, desde el respeto y la legalidad, pero parece que les gusta el estilo calabrés. Los ajustes de plantillas y redistribución territorial de efectivos, van a dar quebraderos de cabeza.