martes, 20 de octubre de 2020

Biólogos sanitarios, ya!

 Con motivo del inminente reconocimiento profesional de la categoría de biólogo sanitario, surgen voces discrepantes (leer aquí y acá) con el procedimiento seguido (una triste disposición adicional) y el instrumento legal empleado (un máster oficial). Es cierto que a nadie le gusta que le reconozcan su condición profesional, con parches y disposiciones menores en las leyes. No queremos que nos igualen a la baja, al contrario, exigimos el mismo trato que las profesiones sanitarias tradicionales. Sin embargo, se plantean razones de oportunidad para ¿resolver? la condición sanitaria a los biólogos que no la poseen, tras décadas de absurda e injusta espera. Si después de tanto tiempo, nadie ha sido capaz de encontrar una solución formal al reconocimiento sanitario, ¿qué hacemos? Lo primero que habrá que plantearse es cuál es el problema que resuelve ese reconocimiento, y si sirve para algo que no sea aumentar la burocracia (y beneficiar a los que comen de ella).

Una bióloga se sorprende de su reconocimiento como sanitaria
tras 30 años trabajando en el sistema sanitario público

    En cuanto al instrumento empleado para reconocer al biólogo como sanitario, se ha propuesto la figura de un máster oficial profesionalizante. Esta vía es la que han utilizado los Psicólogos. Por tanto, es una solución legítima que busca completar el insuficiente número de créditos sanitarios en el itinerario curricular de aquellas titulaciones multidisciplinares que no han sido clasificadas como exclusivamente sanitarias. Ahora bien, la situación de psicólogos y biólogos es totalmente distinta. Hace 30 años que los biólogos acceden a cinco especialidades BIR sin necesidad de máster y son reconocidos como sanitarios en las mismas. Esto hay que saber interpretarlo en clave profesional, puesto que se obtiene la condición sanitaria en el ejercicio de una especialidad regladaEl problema se centra en quienes no tienen el BIR y ejercen como sanitarios. Por ejemplo, en laboratorios y centros sanitarios privados. En el caso de psicólogos, era fundamental obtener el máster para que sus consultas privadas fueran reconocidas como centros sanitarios y la consiguiente normalización de la cartera de servicios. No hay que confundir profesión y especialidad, como bien se referencia en la jurisprudencia del artículo del enlace previo. v.g. la profesión es la de médico y no la de traumatólogo. La profesión es la de biólogo y no la de inmunólogo. Y qué pasa con las especialidades no regladas como Investigación sanitaria, Genética, Salud pública, Sanidad ambiental, Higiene alimentaria, etc. A mi juicio, habrá que esperar a que las autoridades sanitarias y educativas determinen si se trata de especialidades propiamente sanitarias y cuáles son los requisitos de acceso para el ejercicio profesional: si un máster, un xIR, experiencia laboral, etc. En definitiva, que lo del máster en Biología sanitaria tendría que estar incardinado con las políticas educativas y sanitarias en el ámbito profesional, y eso es mucho pedir. 

    Indudablemente esta vía generará negocio en la oferta de másteres, ante lo que cabe preguntarse si las Administraciones sanitarias exigirán ese requisito de máster de biología sanitaria en sus RPT (Relaciones de Puestos de Trabajo). Ya se verá, tengo mis reservas por lo visto en mis 25 años de experiencia en la Sanidad Pública. Dicho esto, los estudios de máster no tienen que ser la única y exclusiva solución para el reconocimiento sanitario. En esto no podemos echarnos tierra por encima. No hay que hacer un borrón de los derechos adquiridos, sino que habría que delimitar nítidamente los efectos del máster en Biología sanitaria y armonizarlo con la situación preexistente. En el mercado académico hay máster igualmente sanitarios (Genética, Análisis clínicos, Salud pública....) que no sabremos si tendrán los mismos efectos que el de Biología sanitaria. Es decir, un máster en Biología sanitaria no suplirá a otro de Genética. Hay que ser muy claros al respecto. Sin obviar que deberían explicitarse los criterios de carga de créditos para que un titulado pueda ser considerado sanitario, pues seguramente nos encontraremos con graduados a los que le faltan unos pocos créditos para completar su formación sanitaria, y para otros un máster de 60 ECTS sea insuficiente. Por tanto, caben más opciones para el reconocimiento, como podrían ser la ampliación de estudios con asignaturas optativas, títulos de experto universitario e incluso cursos homologables por entidades autorizadas (colegios profesionales, sociedades científicas, fundaciones...) como forma de completar el número mínimo de créditos de una titulación para su ejercicio profesional sanitario. 

   Tampoco debemos olvidar a los biólogos que han sido la punta de lanza de acceso a la Sanidad pública (Técnicos de salud pública, Genetistas, Embriólogos, Investigadores...), a quienes no tendría sentido exigirles, a esta altura de la película, un máster como condición para reconocernos como sanitarios, cuando llevamos más de 25 años trabajando en especialidades profesionales. Dándose la paradoja de que durante un período de más de 30 años, inicialmente estábamos reconocidos como sanitarios con la Ley 14/1986 y dejamos de serlo cuando entró en vigor la Ley 44/2003 (LOPS)

   Como quiera que sea, el reconocimiento sanitario por el hecho de tener un máster NO soluciona la situación actual de los biólogos que trabajan en el Sistema Nacional de Salud. ¿Porqué digo esto? Pues porque para  reconocer la condición sanitaria hay que tener en cuenta la categoría profesional a la que pertenece el biólogo, que viene a colisionar con la regulación sui generis de la función pública. La Administración pública es la que debe determinar si las funciones de un biólogo en la categoría que ocupa, son sanitarias. Y aquí se complica la cosa. Muchos biólogos accedieron a especialidades que no están reguladas, y para que sus actividades profesionales puedan ser consideradas sanitarias, deben tener una regulación. Por ejemplo, Salud ambiental e Higiene alimentaria no tienen regulación profesional y no son objeto de reserva legal para ninguna titulación particular, por mucho que las Administraciones autonómicas amparen corporativismos impresentables (y en esto no miréis a catalanes y vascos, mirad al sur).  Afortunadamente eso no ocurre en la oferta de empleo del Ministerio de Sanidad (Escala técnica OO.AA.), donde para trabajar en Seguridad alimentaria no se limitan las titulaciones de acceso (ver aquí). No sabemos el número mínimo de créditos y contenidos específicos para su ejercicio profesional, qué titulaciones se consideran competentes, ámbitos laborales singulares, régimen laboral (estatutario o no), especialización reglada, etc. En definitiva, que lo del Máster en Biología sanitaria podría tener sus efectos para los que ejercen en centros privados que no están reconocidos como sanitarios, pero no a los de la Pública. 

   En síntesis, una cosa es lo que diga la LOPS y otra bien distinta es la regulación de categorías laborales de la función pública, hasta el punto que las competencias de una profesión sanitaria no tienen nada que ver con las actividades de la categoría laboral. V.g. el médico que ocupa categoría de función administrativa no se considera sanitario, porque sus funciones no lo son. El biólogo que ocupa plaza de técnico de salud pública no será considerado sanitario hasta que los poderes públicos determinen que para el ejercicio profesional en plazas de salud pública únicamente pueden ser ocupadas por quien tenga el reconocimiento como sanitario. Así pues, la travesía por el desierto no ha finalizado a través de un sistema regulatorio enrevesado, desfasado,  incoherente, inflexible,  arbitrario y todos los adjetivos que se nos ocurran. Además nos tendrían que explicar que los efectos profesionales del Máster no serán de forma automática, no vaya a ser que los potenciales alumnos se hagan falsas ilusiones (otra vez). 

Figuración del biólogo celebrando antes de tiempo su reconocimiento como sanitario

   Seguramente me olvido de otras situaciones profesionales, igualmente sangrantes, como el caso de los investigadores de opis, fundaciones y hospitales, el dumping laboral de los técnicos de laboratorio, y otros. Aquí entran en juego otros elementos más complejos. Nuestra posición es clara, tomando una idea básica desde la perspectiva holística: todo trabajador del sector sanitario debe ser considerado sanitario. ¿O no estamos en el mismo barco? 


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